“Lo que es basura para unos, para
otros es oro. Lo que para unos vale oro, para otros es basura” (no sé quién
dijo algo parecido ni en qué año, pero bueh). Botar la basura es una de las
actividades hogareñas ladillas por excelencia. No es como fregar los platos o
limpiarle el excremento a tu mascota, pero tú me entiendes. Hay veces, en que
te toca elegirla y otras, en que simplemente no eliges, pero eres el “elegido”
para botar dicha basura.
Que si una bolsita de Doritos
vacía, una botella de refresco vacía o un potecito de mermelada de guayaba
vacío, son objetos que pueden considerarse a botar en la basura. ¿Y qué sucede
con la basura que no quieres botar? O sea, sale tu mamá, papá, o cualquier
figura jerárquica (no tiene un carrizo que ver con Parque Jurásico) a tú
alrededor y te dicen:
-¡Anda a botar la basura!- a lo que uno responde…
-¡-Vooooooooooooy!
En realidad, no hay una consciencia real de lo que uno va
a hacer. Te das tu postín, te molestas con la persona que te mandó y a veces,
hasta se te olvida esa broma y no terminas botando nada. ¡Eso es un serio
problema, cochino! ¿Por qué? ¡Cónchale! ¡Cónfiro! Quieres botar algo y no
puedes, porque la bolsa, el pote, el pipote, el envase o el colector ¡están
lleno de basura! Qué problema ¿No?
Me parece medio basura esto que llevo escrito, pero como
soy flojo, no creo que lo bote, así que seguiré escribiendo. En Venezuela,
conozco de muchos colectores. Claro, no los conozco, pero para mí todos son una
basura. Ese colector que llega y maltrata al pasajero de un autobús, que
rechaza el ticket estudiantil de un joven que está “pega’o al sartén” y hasta le grita a los viejitos, para que
“por favor se muevan hacia el centro del pasillo”, es el tipo de colector que
no vale nada. Basura.
Tengo entendido que colector de basura, se refiere a los
camiones que se encargan de recoger la basura y los desperdicios en diversos
lugares y ciudades del mundo. Supongo que es el chofer del camión, el que elige
qué basura va a botar y por donde pasará, para recogerla. O sea, elige. Es
donde está el meollo del asunto. ¿Cuál meollo? ¡Pues la elección de la basura!
Yo no me oyo[1],
me leo. Pero ese no es el meollo. Basura.
Al aproximarse una elección del estilo presidencial,
gubernamental, concejal o estudiantil,
te toca considerar qué cualidades tiene o maneja una persona, para poder votar
por ella, de acuerdo a lo que consideres. Cuando botas la basura, eliges el
lugar donde botarla y lo haces. Cuando votas por un candidato, eliges qué
persona represente y defienda un conjunto de ideas y planteamientos, para nada
basura. Ahora bien, hay candidatos a los que no les gusta botar la basura, así
como los votantes que siempre mantienen (y aspiran a mantener un lugar limpio) botando
la basura. Personas con principios, valores, hechos y apoyos, que los hacen
invaluables y que no merecen ser botados hacia el olvido, por querer hacer las
cosas bien. En Venezuela, se vienen las elecciones parlamentarias y, es tu
momento para dejar de ser flojo y votar por esas personas que quieren un
cambio y un progreso en nuestro país. Si estás cansado de aquellos que son
basura, es hora de salir a votar, y botar a esa basura del país (así
como de tu casa) que estorba, contamina, infecta y hasta apesta, que merece ser
botada de una vez por todas.
Está en tus manos, hermano venezolano, el votar por la
opción que consideres, pero recuerda, una manzana podrida daña el cesto
completo. Sal a botar el Domingo 06-D, y saca la basura de tu casa, para que
puedas vivir en paz y comiences a dejar de decir: -¡Voooooy!- y lo cambies por
un: -¡Lo haré!
“Lo que es basura para unos, para otros es oro. Lo que
para unos vale oro, para otros es basura” (Re-que-te-bue’).
Mira…allá va el colector de basura.