No me había dado de cuenta, hasta que me
di de cuenta. Cuando el destino me trajo la cuenta, me dijo: “-Veamos esto,
Reinaldo, quién lo cuenta.” El año 2018
está marcado por ideas que van y vienen, chocando como trenes sin riel, en los
caminos ferroviarios de la vida.
Con la llegada del Mundial de fútbol de la
Fifa, el aborto, la perfecta destrucción
de mi país natal, un mes completo de Peppa
Pig, más el presidente de USA reuniéndose
con el presidente de Corea del Norte,
me dije: ¿Papá Dios, qué más quieres de mí, ¡Dios mío!?
Nunca me había dado cuenta, que de todos
los países que estaban por jugar el Mundial
de fútbol, ninguno había hecho tanto esfuerzo para intentar llegar al Mundial, como el mío. Puede que esto se lea ridículo, pero la razón por
la que mi país no ha llegado a clasificar a dicho magno evento…es porque ya
estamos en otro mundial. ¿Lo explico?
Debido a que venimos de un mundo
mundialmente invertido, con respecto a todo lo cuerdo y curdo en esta vida, mientras
unos se fajan, le ponen “güevas”, coraje, cojines, ganas, sudor, le echan
boleros, para llegar al Mundial, en
nuestro país, el venezolano está poniéndole un mundial, pero para quedarse. De hecho,
desde hace 19 años se ha vuelto difícil jugar en este mundial.
El mundial en el que participa la pequeña Venecia, es de una sola eliminatoria, para que haya un
solo clasificado, mediante el cual juega en un único grupo como un único participante.
Así, pues clasifica a un solo octavo de final (donde decomisan la otra parte,
los guardias nacionales), para llegar al cuarto de final (ya que el otro
tres/cuarto lo saquean siempre), accediendo a la semifinal (con la otra “semi” ya
devaluada), logrando así alcanzar la final finalísima (desabastecida ya).
Venezuela es un rival tan fuerte, que
Venezuela juega la final de dicho evento contra Venezuela…y la pierde. (Me
refiero a este mundial mundano, no al Mundial de la Fifa, que también es medio mundano con sus estafifas).
La cosa es tan bandera, tan mundial, que
mientras en este Mundial de fútbol
del 2018 se implementó el uso de la nueva tecnología VAR (Video assistant Referee,
por sus siglas imperiales), en mi país abunda la tecnología BAR (Burda de
ARrech…) que no permite que alcances situaciones comunes y corrientes, como montarte
en autobuses del transporte público.
¿Quién va a querer clasificar a otro Mundial?
¿No están viendo lo rudo que es jugar este? “Mandamos” a un muchacho que nunca había
esquiado en su vida, a un Mundial de
Esquí del 2017. Un ex-presidente mando a sus seguidores a elegir como
sucesor presidencial a tremundial incompetente y, pues, sigue “ganando”
elecciones gubernamentales. ¡Nah, papá Dios! Este mundial no lo juega ni lo
gana cualquiera. Venezuela aun no lo gana. No deja de intentarlo, pero el
TibiBAR que hay allá, no se falla ninguna jugada para dictar sentencia a favor
de la Venezuela “ganadora”.
Gracias a la calidad de gobierno que
gobierna gubernamentalmente mi país natal, muchos venezolanos hemos decidido
salir del país, para apoyar a nuestra selección de fútbol en un próximo Mundial de fútbol. No crean que hemos
salido del país por alguna otra razón. No. No crean eso, por favor. No importa
que no hayan clasificado aún, ya nosotros estamos listos, esperándolos afuera.
Sea en Brasil, Colombia, Ecuador, Perú,
Chile, Argentina, Uruguay, España, EE.UU, Canadá, Irlanda o Quatar 2022, ¡Aquí
estamos Vinotinto! No creas que hemos
salido del país por alguna otra razón. No. No creas eso, por favor. (Deja de
creer que el daño que el BAR de TibiBAR le ha causado a tu mundial ha sido una
de las causas, no. No creas eso. Podemos ver la repetición, si gustas). “No
confundas papelón, con el refresco Chinotto.”
(Sibilino, 2013).