Ciertamente,
es bastante difícil mantener la calma y la cordura, cuando factores externos (mi
mamá) o internos (las vibraciones por los totazos o chicotes que me daba mi mamá)
hacían que se desbalancease el pensamiento y uno decidiese devolver los
totazos, chicotes y lepes, en el camino de la vida. Son momentos que deben confrontarse,
para bien o para mal, cuando la encrucijada de las decisiones se nos presenta,
de parte de Diosito, para revalidar si somos de sus mejores guerreros o
no.
Pero… ¿Qué pasa cuando
ya nos aguantamos más? ¿Qué sucede cuando estallamos y botamos nuestras
palabras por la boca? ¿Cuándo votamos por candidatos presidenciales, aunque las
opciones sean nefastas, finales, fatídicas, fallidas…fallecidas…?
Convertirse en
la esperanza, cuando otros no la tienen, puedo suponer que supone una carga extrapesada
sobre los hombros del más fuerte. Las injustas cachetadas que recibía Don
Ramón por parte de Doña Florinda, siempre fueron una muestra de eso.
Morfeo, al ilusionarse esperando encontrar al “elegido” dentro de Matrix,
lanzando flechas por aquí y por allá, buscando acertar para poder irse a
descansar. Incluso yo mismo de mí, cuando presenté mi prueba final de inglés,
en el primer semestre universitario, luchando contra el verbo “rubí” (donde
realmente es-to-be entre la espada y la pared), lleno de esperanza.
Aun así, lleno
de optimismo, armado hasta los dientes de fe, se nos puede escapar la liebre
como a todo buen cazador. La paciencia y la esperanza pueden estar bailando
juntas, pero si el día de la fiesta, el disc jockey o pinchadiscos nos
lanza, en plena rumba, un vallenato, corta venas, a capella, instrumental,
cantado por el conejo malo, pero claro que por supuesto: hasta ese día llegará
nuestra afortunada bendición.
Yo no soy de
estar escribiendo sobre los temas que están en boga, ni andar de vago por Latinoamérica,
porque aborrezco saturar mi alma y la de ustedes, con más abonos de lo mismo. Capaz
me haya quedado sin paciencia o simplemente amo el vallenato hasta más no
poder. Muy pronto son las elecciones presidenciales en Colombia y…
¡Me
lleve el chanfle! ¡Hasta aquí llego yo!