Cuenta la leyenda, que en los tiempos de antes, no se conocía la palabra pelazón, ni
peladera, ni pasadera de roncha,ni mamandini, ni hambruna, ni “pega’o al sartén” ¡Nada de
eso! A la hora de merendar (no sé en qué punto la palabra merienda, pasó a ser
verbo) se encontraban galletas Oreo,
Sorbetico, las Newton de guayaba,
Galletas María, las Bauducco[1]
y hasta las elegidas del día de hoy para ese juego fonético al que quiero
hacerte transpolar con el título: las
Chips Ahoy. (Ni los bachaqueros más resteados las encuentran hoy en día.)
Es como hablar de las galletas Club Social. Socialmente, daban es lástima. O las galletas de Soda
Puig con atún. Para unos, un pasapalo. Para otros, lo era todo. ¿Tendré que
cambiarme el chip para merendar? ¿O para meriendar? ¡Rayos! ¡No sé qué carrizos
colocar!
Hoy clamo, porque no desaparezcan las únicas
sobrevivientes del asunto: las Susy y
las Cocosette. Estos dos nombres
suenan como a estrellas porno… por no decir otra cosa del ambiente chuchirístico
y culinario. Todo el mundo quiere comérselas.Supongo que las encontrarás en algún club socialmente no aceptable. Son las buenas y están buenas,
las que quedan. El venezolano aún no se cae a golpes por ellas. Aún no. Aún no
nos hemos cambiado el chip a ese nivel. Pero, ante lo que veo a nuestro
alrededor, ya estamos cerca. Es como ver a una persona comer naranjas. Comer
muchas naranjas. Comerse, no sé, dieciséis naranjas “porque le provoca”. Ya va. Tampoco
así. Se le entiende. Preocupa…pero se le entiende. Algo le habrá pasado a ese
chip.
Por cierto ¿Qué decir de las galletas Oreo? Entre tanto reo, Niño Guerrero, el Chapo, las Muñecas de la Mafia, el pendejo de Prison Break, el Cartel de
los Sapos y el care’loco de Veinticuatro,
no sé… no creo que encuentre las Oreo.
Es que entre tantos reos y muertes, aparte de los muertos
haciendo cola en sus urnas, para entrar al cementerio, no creo encontrarlas ya.
¡Qué peo con lo de los reos!
En el mismo orden de ideas, llegaron (y ya se fueron...) los famosísimos chocolates Nikkolo. Ni loco los hubiese comprado, si no es porque los intereses del corazón se atravesaban ante los intereses de la razón y el efectivo que llevaba en los bolsillos. Eran de esas cuasi-galletas que solo encontrabas, gracias a los "T.S.U en ventas y negocios de alta velocidad y consumo", o sea, todo vendedor informal que vende en la autopista.
Por su parte, galletas Festival tampoco han salido al ruedo. Supongo que se armó tremendo festival en algun otro lado, se fueron, y no le dijeron a nadie...las condenadas...
Y es que caer en el torbellino del desespero entre el hambre, la escasez y el "No-encuentro-de-galletas", hace que el chip se afecte. Es así, como se cae en un mar de confusiones entre nombres personales, preguntas estúpidas y esos deseos de comer cosas que tienes tiempo sin comer:
-Disculpa ¿Tú eres María...la del Barrio?
-¡Noooooo! ¡Yo soy Marilu...la de vainilla!
Sales del torbellino de preguntas "no tan serias" y solo quedan esas... estilo...
¿Tendremos que cambiarnos el chip para merendar…?
¿El chip de hoy? ¿El
Chips Ahoy? ¿El chip mañana? No lo sé.
A la chica que me gustaba, solía regalarle Pingüinitos MariNELA. Pero con la
escasez…pasé a regalarle Torontos Savoy.
Pero con la escasez…pasé a regalarle un potecito de Nutella. ¡Cómo habrá estado el chip ese día! Pero con la escasez…pasé a regalarle Nikkolos, esa "exquisitez autopística". Pero con la escasez...pasé a
regalarle envases Nucita, de esos que se comen con paleta. Pero con la escasez…pasé a
regalarle solamente las paletas.
¿Habrá sido la escasez…o habré cambiado el chip? No lo
sé…aún me sigue gustando. Ni modo… le saldrá naranjas hoy. ¿O una Chips Ahoy?