Apenas se enciende el televisor, todo es un problema en
Venezuela. Que si no sé quién fue asesinado, que si otra vez NO le dieron la
estatuilla del Oscar a Leonardo Dricraprio, que si van a subir la gasolina pero
no la suben, que si nuestro presidente de la República se equivocó al momento
de hablar, en fin, todo, todo, es un problema en Venezuela. Es sumamente fastidioso
esto de los problemas, ya que desde que tengo uso de razón, he escuchado que
decir malas palabras es malo. ¡Es terrible!
En vista de eso,
trato de evitar usar dichas palabras, pero cuando uno escrib… ¡Malvado zancudo
de miércoles que me distrajo!!! ¿Qué era lo que estaba planteando? ¡Ah sí, ya!
Como buen ser humano, cuando me golpeo el dedo chiquito del pie con una pata de
la mesa, la silla o la pata de la cama, simplemente respondo a dicha acción
como cualquier otro individuo del globo terráqueo, que se molesta en cuestión
de segundos:
-¡’Sumadre!; o las famosas -¡Coño! O la bien
malintencionada, traída de la biblia:
-¡Maldita sea!
Toooooooooooooooodo el mundo me dice que es malo
maldecir. Que porque es algo bíblico, que porque bla-bla-bla, que porque no sé
qué ¡Pero cónfiro! si lo ayuda a uno a… no sé… ¡Desestresarse! cuando se golpea
el dedo meñique del pie ¿Por qué no hacerlo? No me vengan con que debemos
decir: ¡Recórcholis! ¡Rayos! ¡Diantres! ¡Demonios! ¡Ave María Purísima! O la
muy regional de la zona andina venezolana: -¡A la gran puta![1]
Eso…es ser bien venezolano. Es como asustarse, si se viene un Tsunami a la
costa de tu país. ¿Estamos acostumbrados a esos fenómenos sobrenaturales? ¡No!
¿Entonces?
[1] ¡Ojo! Es una expresión
real de los estados Mérida, Táchira y Trujillo, en Venezuela. Yo no soy tan grosero…no
así.
Me imagino que el sujeto que estuvo sentado, viendo en su
pantalla, en la Fundación Venezolana de Investigaciones Sismológicas (Funvisis)
habría dicho: -¡’Sumadre….ahí se viene un Tsunami!!!
¿Que si no estamos preparados para semejante fenómeno?
¡Ya va! ¡Claro que sí! Aquí escuchamos a fenómenos decir que el socialismo
funciona y vainas así.
¡Imagínense eso, vale! No hemos sufrido de Tsunamis. No hay zona de tornados, ni huracanes ni
ventiscas ni nada que ver. No sufrimos de terremotos de altas magnitudes, como
lo sufre Chile o Japón (que además, han llegado a Mundiales de fútbol). No tenemos volcanes, pa
decir que nos toca correr a resguardarnos en otro lado. Corremos, pero por
alguna cola pa comprar pollo, leche o una bombona de gas. ¡’Sumadre! Aquí no
sufrimos ni por el “Yelo” (bueno, se escribe hielo, pero bueh’) como país
caribeño que somos, ya que no nieva. ¡’Sumadre! Solo calor y playa. Qué triste.
No es solo eso, es que lo del supuesto Tsunami, realmente
llamó la atención de la población. Medio país lo agarró para chalequeo,
jugadera de carro o guachafita ¡Cónfiro! si no estamos preparados para tener a
treinta y cinco estudiantes en un salón de clases, con sus PUPITRES o atender a
personas en un hospital, por falta de insumos, imagínense si la costa norte de
nuestro país se llegase a inundar por
olas gigantes[2]
¡Eso…ES EL PROBLEMA! El venezolano no
sufre de Tsunamis, sino de “’Sumadres”.
¡Sí! Pero cuando lo embate la fuerza del: “-¡Quieto ahí, menor! ¡Dame el
teléfono!” y uno… -¡’Sumadre! Se fue la luz ¡’Sumadre! No me alcanza el sueldo
¡’Sumadre! No sabía que mi sueldo era mínimo ¡’Sumadre! Me acaban de robar lo
que había recién comprado con mi sueldo mínimo (un paquete de galletas de
soda). ¡’Sumadre! Volvieron a subir el
precio del pasaje. ¡’Sumadre! Me quedé
sin mantequilla pa’ la arepa. ¡’Sumadre! Al parecer se nos viene un Tsunami.
¡’Sumadre! Pusieron el CD de Romeo Santos EN VIVO, a sonar en el autobús. ¡’Sumadre! No van a pasar más El Chavo del Ocho en Venevisión. ¡’Sumadre! Se va a parar la producción de
cerveza en Venezuela ¡’Sumadre!
Ya va… ¿Es en serio? ¿Nos vamos
a estar preocupando por eso? ¡’Sumadre!