En el mundo
de los bajos mundos, al parecer, la gente es feliz. El hecho de observar, como
un pran venezolano tiene la oportunidad de salir con súper modelos (o lo que
sea que “Rosita” tenga de súper) ,es
algo admirable. Un ministro, un vendedor
de tartaletas o un profesor no tendrían chance de hacerlo (quizás estoy exagerando…el vendedor de tartaletas sí…)
En el caso de un país hermano como
Colombia, nos brindó a un tal Pablo Escobar que, bueno, llenó de drogas y
muertes muchas partes de nuestro continente y del mundo. Fue una cosa muy
nefasta, pero al parecer, despertó esa llama de esperanza “a lo Robin Hood” de que todo se puede
mejorar. Claro, para que algo mejore, algo debe estar mal. Pero en el caso del
narcotraficante Pablo Escobar, en vista de que el gobierno colombiano no
gerenció muy bien sus políticas gubernamentales para los años 80[1],
llegó este man e hizo muchas cosas
malas y aniquiló gente pero…¡Construyó escuelas, canchas deportivas,
hospitales, le regaló dinero al que no tenía, le dio helados a los que les
gustan los helados y hasta le vendió drogas a los que fuman droga o los que se
la inyectan! (no se las regaló, porque negocio es negocio. Tampoco hay que
abusar). Convirtiéndose así, en un mártir de los bajos mundos.
[1]Ningún gobierno lo hace, si acaso Dios, allá en el “reino de los cielos”, ya que toda la gente mala, que le cagaría su trabajo, está en el infierno.
Y yo me pregunto… ¿Cuál será la carta
de presentación o la chapa, por decirlo de alguna forma, que tienen estos sujetos
para entrar al cielo o al infierno? Porque si nos vamos por la cantidad de
muertos o asesinados, los ángeles del cielo dirán:
-¡Mándalo pal’ infierno! ¡Pa’ que sea
serio!- como quien dice, “como Dios
manda”.
Pero si nos vamos por la cantidad de
escuelas y canchas deportivas que creó, los ángeles dirían:
-¡Dios, mándalo pal’ cielo! ¡Como tú
mandas!
Yo asumo que una persona que
construya una escuela DEBE ir al cielo. Si fuese por mí, construyese una
escuela… ¡Es más, construyese dos escuelas…! ¡Es más, construyese tres
escuelas! (Claro, yo no tengo real ni dólares para revender y tener capital,
para construirlas. Pero ese no es el punto).
Ahora bien, todo esto surge para
llegar al sujeto en cuestión: Joaquín “El Chapo” Guzmán. A ver… ¿ustedes
conocen al “El Chapo”? porque yo solo conocía al Chapulín Colorado, ese súper héroe mexicano ficticio, de carne y güeso,
que estaba vestido de rojo con amarillo y nos hacía reír en la televisión. Pensé
que “El Chapo”, era una versión más grande del Chapulín y me dije: -Ah OK. Está
bien. Fino- Lo que yo no sabía, era que este tal “Chapo”, ES MALO, bigotón,
gordito, parece un bollito mal amarrado, pero ES MALO.
Y yo digo: -¿Esa es la chapa del “Chapo”?
Porque yo no tengo problemas con que sea mexicano. No tengo problemas con que
sea gordito. No tengo problemas con que sea bigotón. No tengo problemas con que
coma tamales con guacamole. No tengo problemas
ni con que sea el mayor narco-traficante del mundo. Con lo que SÍ tengo
problemas, es que mezcles todo eso y me digas:
-Ese…es “El Chapo” Guzmán…
-Ya va. ¿Qué? ¿Ese? ¿Eso? ¿Ese es el
representante del lado oscuro de la fuerza, allá en México?
-¡Sí, güey! Este es nuestro Darth Vader.
-Mmm…tremenda chapa, Chapo.
Supongo que con esa pinta, con esa
chapa… ¡Irá directo al infierno, señor Joaquín “EL CHAPO” Guzmán! No por su
apariencia ni por su nivel de maldad ni por las personas que pudo corromper en
el camino de la vida ¡No señor! Sino porque…simple y llanamente…no hizo ninguna
escuela. Y tú, ese que lee esto… ¿Vives en un mundo alto o un mundo bajo? Espero
que sea feliz…y no tan bajo…
¿Quién me regalará un helado…?
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