Está sentado
un psicólogo en su sillón, cuando “re depente” comienza…
-Buenas
tardes.
-Guao, ya
empezamos.
-Nombre, por
favor.
-Friedrich
ForTH Dim Corner.
-¿Eso no es…Fernando
del Rincón?
-Guao ¿el
que se las sabe todas más una y tal…?
-Soy el psicólogo.
Toma una galleta, por favor.
-¡A mí no me
estés chapeando con… ¡JAA! Galletas!- y agarra una.
-¿Nacionalidad?
-Alemana.
-¿Edad?
-Tengo 38
años, pero las demás personas me dicen que tengo como 12 años.
-¿Y eso? ¿Por
qué dicha presunción?
-Usted es el
psicólogo ¿no?
-De acuerdo.
Prosigamos. ¿Qué profesión ejerce?
-Soy guardián,
pero soy conocido como un “pastor”.
-Interesante.
-¡Huy sí,
guao! ¡Que interesante!- mientras agarra otra galleta.
-Cuéntame. ¿Cómo
fueron tus padres contigo?
-Fueron chéveres.
Murieron jóvenes. Tenían como 39 años. También eran guardianes…y eran conocidos
como pastores.
-¡Epa, ya
va! Aquí comienzo a ver un patrón.
-¡Ese es
problema suyo, lo que usted ve! Las galletas están buenas, por cierto- mientras
agarra otra galleta.
- ¡Bueno,
pero ¿qué pasa, pues? ¡Más respeto, por favor!!!
-¡Guao,
ahora sí me arreglé yo! ¿Quién está pagando, pues?
-¡A mí no me
hables así, solo porque me pagas en dólares!
-¿En dólares?
¿Pero si te hice la transferencia fue en Euros? Además, traje dinero en
efectivo, por si acaso.
-…
-…- mientras…lentamente…
agarra otra galleta.
-Ustedes los
alemanes y sus complejos de inferioridad.
-Guao ¿disculpa?
-Ehhhmmmmm
nada, nada. Cuéntame…¿Qué odias en la vida?
-Guao…¡Qué
pregunta tan difícil! ¡Los gatos! ¡Odio a los gatos!!! ¡Los odio! ¡Los odio!
-¡Oye, vamo’
a calmano, viejo! ¿Te hicieron algo o qué?
-¿Hicieron? Si
por eso es que los odio ¡NO HACEN NADA! ¡Son como…como…como…como mi peor
enemigo! ¡Sí! ¡Eso es lo que son! ¡Los odioooooooooooooooo!
-Guao. Se nota
tu odio.
-Wou wou wou…
el de los “guao” soy yo. Vamo’ a calmano.
-¿Ajá y por
qué son “como tu peor enemigo”?
-¡PORQUE LO
SON! A veces los persigo, cuando los veo por ahí. ¡Es que los odio! Pero los
condenados son rápidos, no te creas. ¿Tienes más galletas?
-No. Nunca
había tenido un paciente tan lambucio.
-Guao. ¿Qué
dijiste?
-¡Que Ya
estoy decodificando tu discurso!
-¿Entiendes
que ni tú ni yo existimos, no?
-Obvio. Aparte,
yo no hablo alemán ni tengo galletas.
-¡Guao. Tan sincero
el psicólogo, ahora! ¿Quién está pagando en Euros?- mientras le pasa la lengua
al plato, donde estaban las galletas.
- ¡Está
bieeeeen…! Ya voy a buscar otro paquete, señorito Friedrich.- mientras se dice
a sí mismo… - ¡Qué peo, esto de entrevistar caninos! ¡Renuncio!-
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