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La Frase de mí Tío

"La precisión...no es casualidad"
Enríque García

lunes, 15 de junio de 2020

Una cita con Esperancita


               
 “-¿Así que quieres aprender inglés?”  -Mmm, no. Quiero escribir una idea. Una cita. Un detalle. – Te ves muy bien escribiendo, Reinaldo. Pero…te faltó esta idea, malcriado.

El mundo del cortejo y el flirteo es un arte muy  mundial. Desde invitar a cierta persona “ideal” a salir, invitarla a salir en una cita, afeitarse, afeitarse ahí, bañarse, chequear el capital económico, el lugar al cual llevar a esa  persona, abrir la puerta del lugar, disfrutar de su compañía, un detalle, un humilde obsequio, otro detalle. Sin duda alguna, toda la base de todo el cimiento de toda la estructura de todo inicio de todo comienzo de todo principio pionero precursor, subyace y yace, como ya se habrán dado cuenta, en la siempre efímera, vestida y alborotada esperanza. Sea una esperanza muy grande o una esperancita, ella dictaminará si te ves bien o no, para una cita.

-¿Dictamina-qué? – Dictaminará. -¡Chanfle!

Cuando Simón José Antonio de la Santísima Trinidad Bolívar Palacios Ponte y Blanco, a.k.aEl Libertador”, juró allá en el Monte Sacro liberar a los patriotas y neogranadinos (a los de verdad verdaíta, no a los lacayos, lambones, jalamecates, zangaletones, chupamedias, vestidos de un color específico, apoyando una ideología comunista específica) del jugo español, él tuvo una cita con ella. Cuando Harry Potter tuvo su primera conversación con una serpiente (sin haber  practicado “Pársel/parcero” a través de Duolingo ni estando agobiado con el anuncio del sueco que te afronta digitalmente: "-¡Espera! ¿Hablas inglés? Can you undertand what I am saying?..."),él tuvo una cita con ella. Cuando Matilda comenzó a ver cómo flotaban las cosas en su casa, sin haberse empinado o mandado algún psicotrópico, psicoFrutiño o alcacaoide (¡Que nosotros sepamos!), ella tuvo una cita con ella. Cuando la señora Mireya se basó en Betty Boop, personaje icónico del caricaturista Max Fleisher (1930), para crear el comercial del limpiador de pocetas MAS, que desmanchaba más, desinfectaba más, limpiaba más y no manchaba en lo absoluto, ella tuvo su cita con ella. Incluso, cuando el sempiterno enamorado profesor Jirafales se acercaba a Doña Florinda para decirle: “-Vine a traerle este humilde obsequio”, y ella le respondía: “-¿Pero cómo se fue usted a molestar? ¿No gusta pasar a tomar una tacita de café?”, a lo que él replicaba: “-¿No será mucha molestia?”; y ella le aclaraba: “-¡Por supuesto que no! ¡Pase usted!”; con lo que el distinguido, bendecido y afortunado pedagogo sentenciaba: “-¡Después de usted!”. En esos momentos, ya ellos dos tenían una jovial cita con ella.

De igual forma, aquel cantante colombiano de las grandes galas, Galy Galiano, citaba en su  canción “La cita”… ”-Un desconocido que te ha escrito un verso… y te dibu…jó la luna…en un trozo…de papel. Un amante improvisado, misterioso, apasionado, que te dio una cita…en este hotel.” Porque una cosa es pedirla y otra es darla. La cita. Por su parte, el citadino cantante venezolano Jeremías, llega a citar en su romántica canción “La cita”…
-Pronto tendrás que irte con aquel fulano y yo…con botella en mano, no podré olvidar…la cita del azar.” ¡Viste que no nos falta nada, Esperancita!

Ahora bien ¿Y si hacemos el oso, recitando a la banda azteca Panda? “-Tenemos una cita en el quirófano. Vendrá el doctor, me aplicará cirugía. Me sacará el corazón. Trasplante de corazón. Ahí te va mi dolor.” ¡Y ahí te va mi vaso de agua, Esperancita!

¿Saben por qué? ¡Porque es bien difícil que un doctor llegue, te aplique una cirugía, te saque el corazón, para que el trasplante sea de riñón o de género! ¡’Ar  favor, Panda! ¡’Ar favor!

-¡‘Ar  favor tú, malcriado!
-¿Yo? ¿Yo, Esperancita? ¡Si tú eres la criada que ilusiona corazones, los estropeas, te la tripeas, y luego trapeas el piso por doquier!
-¿Tú quieres saber por qué yo trapeo el malcriado piso, Reinaldo?
-Estoy esperando saberlo, Esperancita.
-Porque desde que el malcriado cantante Diego Torres mandó a toda Hispanoamérica a pintarse la cara, no hago sino secar lágrimas, en todos los actos de graduación. ¡Pero no son lágrimas de felicidad, nooooooo! ¡Son lágrimas de odio, ira y rabia! ¡Todo por esa malcriada canción!  
-¡Lo sabía! ¡Yo siempre lo supe! Esa canción sentenció el destino de todo un planeta, sus togas y sus birretes. Nunca fue tu culpa. En fin ¿me aceptarías un tintico? ¿Una tacita de perico? ¿Una cita, Esperancita?
-¿En serio, Rey? ¿No será mucha molestia?
-¡Por supuesto que no! “Estoy en el mismo lugar. La misma calle. El mismo bar. El mismo que a ti te encantaba. ..” Y hoy, me he reencontrado contigo.
-¡Perfecto! Déjame secar esta mopa, escurrir el coleto y nos vamos. Puedes recitarme una canción, mientras tanto.-

Y el plan del destino empezó a marchar. ¡Qué manera de juntar, a este par de extraños! Que se empiezan a extrañar…
(Jeremías,2003)






martes, 9 de junio de 2020

La Sagrada Pandiblia

¡Ojo con esto, ‘manitos! No piensen que semejante título le pertenece a algún plato del  icónico programa culinario británico MasterChef, o al chef internacional Sumito Estévez, preparando algún pan pandémico bíblico (de esos que se multiplican cuando toca rendir el pan de cada día), o alguna hostia maléfica hecha de harina de maíz  (entiéndase mini oblea  rellena de Diablitos Underwood).

Desde la antigüedad, siempre se ha pre-establecido que la vida no es eterna, sin embargo el alma sí podría serlo. El filósofo del plato más grande de la antigua Grecia, discípulo de Sócrates y maestro de Aristóteles, sostenía esta premisa sobre el alma. No hay que ser sabio para reconocer que es así. Me refiero a lo de vivir eternamente. 

La mayoría de los seres humanos y no humanos (sí, existen más seres vivos en este mundo, Esperancita) nacemos, crecemos, rayamos una pared, aprendemos que no se deben rayar las paredes, nos reproducimos (a menos que alguna pandemia no te lo permita),escuchamos una bonita canción, y nos morimos, sin mucho que agregar.

Ahora bien, existen quienes creen firmemente que, luego de abandonar su estadía en este mundo terrenal, existe otro mundo al que se estaría llegando. Unos lo llaman “paraíso”. Yo lo llamo “cruzar la frontera”.

Supongamos que en esta era del Antropoceno digital de encierro pandíblic… ¡Digo! ¡Pandémico! ¡Sí! ¡Pandémico!, te encuentras en un lugar sin internet (claro, esto es absurdo, viviendo en plena era digital), además te encuentras sin energía eléctrica (claro, esto es absurdo, viviendo en plena era hidroeléctrica, eólica, petrolera y panel-solarística, que no tiene nada que ver con panel de control ni Panelas de San Joaquín ¡Ojo con esto!). Imaginen ahora, que no tienen servicio de aguas blancas ni afrodescendientes (claro, esto es absurdo, viviendo en plena era de magnificencia cisterna científica). Adicionalmente, supongamos que en dicho lugar no hay servicio de gas doméstico ni gasolina (claro, esto es absurdo, viviendo en plena era de hidrocarburos pesos extra pesados). Aunado a esto, imaginen que tampoco tienen servicio telefónico 1G, 2G, 3G, 4G, 5G ni Asereje (claro, esto es absurdo, viviendo en plena era tecnológica de Blackberrys y Iphone onceses).   

Por si fuera poco, en vista de vivir o establecerte involuntariamente en dicho lugar espacio-tiempo- hipotético- no hipotético-nefasto,  si quisieses ir a reclamarle a los sujetos que deberían velar porque cada uno de estos servicios funcionase, puede que te desapareciesen o te desapareciesen (claro, esto es absurdo, viviendo en plena era de igualados, justicieros, pandemia, pan de bono, #BlackLivesmatter, #LatinLivesmatter, #AllLivesmatter  #JohannaMatterns).

Es re-que-te-obvio que quisieras irte a un paraíso. A un paraíso distante. ¡A cualquier paraíso! De acuerdo a las Sagradas Escrituras, de esas que se pasean entre el Corán, el Antiguo Testamento, el Nuevo Testamento y la famosa bebida gaseosa sabor a cola negra combinada con Mentos, luego de pasar algo de tiempo en una época obscura,  vendría la iluminación de la Justicia Divina, los cuatro jinetes del “Apocalipsis”, los “mil” años de oscuridad (que podrían ser, no sé, dieciséis años a trescientos sesenta y cinco días por año, más cuatro años bisiestos a trescientos sesenta y seis días por año, dándonos siete mil trescientos cuatro días de oscuridad), la caída de los ángeles “Anonymous” , que vendrían a salvarte o a exterminarte, dependiendo de tus métricas.

Yo no soy muy agnóstico ni palíndromo espiritual, como para creer que algo así pueda suceder. Pero… ¿Y si ya está sucediendo? ¿Y si todo tiene su final? ¿Y si nada dura para siempre? ¡Ustedes me van a disculpar! Pero que vayan transcurriendo siete mil trescientos cuatro días de oscuridad en cierto lugar del mundo y contando…ya son como muchos días afrodescendientes a merced, su merced. 

Y es que sumercé debe entender que, quizás sí está acabándose lo que se estaba dando. Hemos estado infectados por los virus de Facebook, Instagram, Twitter, Blogger,  WordPress, Hi5, MySpace, “no-deja-ni-un-mensaje-‘e-texto”,Snapchat, TikTok, Tinder, Badoo ,Duolingo ,WhatssAp , Coursera, Youtube, Ares,Messenger y hasta Microsoft Encarta. Hubo muchas épocas sin nada de esto.  Quizás esos ya eran los paraísos. Hablábamos, escribíamos, escribíamos cartas, rayábamos paredes cual grafiteros enamorados de Capuletos y Capuletas y Montescos y Montescas. Hoy, intentar mandar un mísero mensaje de texto es decirle al mundo que estás loco. ¡Enviar un papel apostillado por correspondencia, una locura!

Quizás ya estamos a punto de terminar este “pandiblia”, donde nos está dando tiempo el supremo, intergaláctico, planetario, creador, Rey de Reyes (EL VERDADERO) para reencontrarnos con el ser humano que nos quiere, el que nos rodea, el que tenemos tiempo viendo pero no mirando. Reencontrarnos con el planeta, con los planetas vecinos,  con las abejas,con las abejas africanas (que son medio asesinas), con los avispones, con los avispones asesinos, con las ballenas, con las ballenas asesinas, con la policía, con los delfines de agua salada, con las toninas de agua dulce, con las águilas calvas, con los murciélagos, con los murciégalos, en fin, ¡Qué mundo tan vagamundo vale! ¡Qué pandemia tan bíblica, sus mercedes!
                                                                              
                                                                                                           #AllLivesmatter