comprendí…”♫(Binomio de Oro,1996)
Antes
de venirme de viaje, ante las imposibilidades del tiempo para venir a ver a mis
familiares y presentarme a mi trabajo al mismo tiempo, me tocó escribir una
carta (que tenía tiempo sin escribir una carta) para decirles adiós, goodbye,
arrivederci, sayonara, au revoir.
¡Entonces,
claro! Ahora que tengo tiempo libre y menos dinero, me monté en este bus
esperando llegar a la frontera antes de la llegada de Santa Claus o el
nacimiento del niño Jesús. Supongo que todos estamos corriendo contra el tiempo.
Bueno, los renos “vuelan” según la mitología mojonera de los escritores católicos
del pasado, el niño Jesús pasará del vientre materno puro mágico-religioso in-vitro,(sin
in-vitrar al padre patriarcal opresor a hacer acto respectivo fecundatorio
presencial) a este mundo lleno de muchas personas y poco tiempo para
compartirlo, y yo, mortal, creyente, desempleado y con un lápiz, esperanzado
que este chofer nos lleve con bien.
-¡Hola
señor agente!
-
Papeles, por favor.
-
¡Tengo para ir al baño, para lo del pasaporte ahí en el consulado, y papel lustrillo,
usted sabe! ¡ Pega Elefante, una bandera, una cosa!
-¿Ah,
conque graciosito el ciudadano?
-
¡Estamos en navidad, hermano! ¡¿Qué quieres que te diga?! ¿Que voy para un
nascimiento?
-¡Calabozo
contigo, chico!
-¡Sí,
ajá, pero déjame te explic…!
-¡Calabozo
contigo, chico!
En estas épocas navideñas, es cuando
más nos pega en el alma, el querer estar con nuestros familiares. Sea por costumbre
familiar, costumbre nacional, costumbre intercontinental, qué sé yo. Ahora, hay
ciertas fuerzas públicas o laborales, que no permiten que estemos con nuestros
allegados en los momentos oportunos.
Fíjense
que así será la importancia del lápiz y el papel, que hasta a los presos les
permiten escribirle a sus familiares o dealers, lo que sea, cuando están
presos de su libertad. Yo no he estado preso. Retenido sí, pero preso no. Es lo
que he escuchado y visto en mi vida.
Y
ya que estamos en navidad, es notorio que sea la única fecha del año en la que
se promueve la escritura en los niños, disque para pedirle al niño Jesús (que viene
naciendo), en confabulación con Santa Claus (que viene llegando), para
que, porfa, ajá, les traiga a los pequeños de la casa, algún regalo que ellos
han podido estar anhelando, indiferentemente de su comportamiento conductual durante
el transcurso de los últimos once meses.
Pero
si te toca renunciar a un trabajo, una institución o una nacionalidad, ah, te
toca escribir una carta, cuando estamos acostumbrados es a pedir, no a
despedirnos de algo. Si vas a un restaurant, agarras la carta es para pedir un
plato en particular, no para despedirte. Si acaso, para despedirte de la dieta,
si acaso.
Como
los tiempos han cambiado tanto, ya nadie escribe cartas de amor. Somos pocos
los que quedamos con esa costumbre. Ahora…entregarlas…otro peo. ¿Ajá y si
queremos declararle nuestro amor a una persona invidente? ¿le escribo una carta
en método Braille o le mando una nota de voz? ¡Dios, o niño Jesús, como sea,
tengo que hablar contigo!
Estoy
desempleado legalmente, así que si algún emprendimiento necesita que le escriba
algún menú, alguna carta, o propuesta culinaria para sus comensales, no olviden
dejarme en la cajita de coment…¡Ya, ya, ya! ¡Esa pendejada denota más cosas que
menos cosas! ¡Adieu!
Imagen tomada de: https://corresponsaldepaz.org/2020/03/31/presos-de-toda-espana-envian-mensajes-de-animo-a-quienes-estan-ahora-confinados-por-la-cuarentena-del-covid-19/