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La Frase de mí Tío

"La precisión...no es casualidad"
Enríque García

domingo, 20 de diciembre de 2020

¡El último porcentaje de salsa!

Eres simplemente el lado bello de mi vida, eres la esperanza que le queda a mi esperanza.”(Wilfran Castillo, 2002). Hace unos días me preguntaron si me inspiraba en la tristeza o la felicidad al momento de escribir. Yo respondí que eso es relativo, ya que la palabra relatividad es muy bonita. Y es que es difícil responder a preguntas con respuestas cerradas, en plenas planicies abiertas. ¿Qué?

¿Acaso existe alguien que pase los trescientos sesenta y cinco días del año llenos de felicidad? ¿Acaso existe alguien que pase los trescientos sesenta y seis días del año lleno de felicidad…por ser bisiesto? ¿Acaso esa persona no se entristece cuando el año vuelve a tener solo trescientos sesenta y cinco días? ¡En fin, la hipocresía!

 Como buen colombo-venezolano que paga impuestos, impulsa la economía del país y juega Baloto, Parleys y cuanta apuesta deportiva se encuentre por el camino (que no gane es otra cosa), mantengo un porcentaje de esperanza en mi bolsillo.

En algún punto de nuestras vidas queremos comernos el mundo. Queremos ser millonarios. Queremos viajar a los junairestei golfa Merica. No queremos trabajar en un call center. Queremos ver el vaso medio lleno… pero lleno de hielo con ciertos elixires, agradables al paladar de un borracho. El anhelo de todo ser humano es comerse el mundo (o al menos, el de los dictadores). Para los que han ganado dos kilos por la pandemia, quizás no. Para los que han ganado cuatro kilos debido a la pandemia, quizás tampoco. Para los que hemos ganado once kilos ante la pandemia, quizás un poquito de mundo no nos caería tan mal.

Existen tantas canciones, gustos, sabores, hielos, pedazos de hielos y colores en este mundo, que es normal que no todos anhelemos lo mismo, más allá de lambucear al mundito. Es como querer preparar una salsa o aderezo. Buscas distintos ingredientes. Compras distintos ingredientes. Lavas distintos ingredientes y luego mezclas dichos ingredientes, para generar un toque especial que complementará ese bocado de comida que estás por degustar.

La esperanza del chef es que su comida sea exquisita. La esperanza del vendedor es vender todo y que le den propina. La esperanza del lambucio, ese que anhela comerse una empanada o hamburguesa, es que haya salsa o aderezo para degustar. Si no, no habrá mundo que le importe. Así inician los dictadores.

-          Pero, señor ¿No desea llevar la hamburguesa entonces?

-          ¿Tú eres loca, chica? ¿Cómo no vas a tener salsa aquí?

- ¡Es que es muy rica y se nos agota muy pronto!

-          Eso es lo que le da razón a mi existir, por eso es por lo que vengo a este lugar.

-          -Bueno, nos queda este pote con el último porcentaje de salsa.

-Dame siete hamburguesas, por favor.

 

Esos pequeños momentos de la vida, son los que algunos llaman felicidad. Claro, no todo es color de rosa en esta vida pandémica. Lo importante es intentar comernos al mundo, cada uno a su ritmo. Podemos tener momentos de tristeza u odio, claro está, pero no hay nada que una buena canción de salsa erótica o  vallenato no pueda resolver.

Es como que llegue una persona a tu mesa y se lleve consigo el pote de aderezo con el último porcentaje de salsa…

-          ¿Y esa cara llena de odio? ¿Qué pasó?

-          ¡Es que aquel engendro se llevó el pote con el último porcentaje de salsa!

-          Tranquilo. Por-cierto-traje salsa. Sigue comiendo. ¡No pierdas la esperanza!


*Imagen tomada de: https://time.com/5573720/hitler-world-influence/ 

 

jueves, 17 de diciembre de 2020

¡Tampoco también!

 

       Este año ha dejado huellas en todos y cada uno de nosotros, los seres humanos y animales, que conformamos el antifaz de la tierra. En lo particular, en algunos dejó marcas de odio. ¡Sí, odio!, cuando dejan el tapabocas al salir de la casa, de la bodega, del banco, de la iglesia, de la panadería, de la ley de L'Hôpital, de la licorería. ¡Bueno, tampoco así! ¡Bueno, también! ¿Por qué no?

Soy un ferviente defensor de las palabras que me dan fiebre. Bueno, nadie se debe enfermar por leer o escribir. ¡Tampoco así! ¡Bueno, también! ¿Por qué no? ¿Por qué no enfiebrarnos con algo que nos apasiona? ¿Por qué no enfermarnos cuando nos mandan a leer una novela de muchas páginas y pocas hojas? ¿Por qué no embriagarnos de poder… cuando mandamos a leer muchas hojas y pocas páginas?

A mucha gente le ha marcado el año de la pandemia. ¡Y no es para menos! Personas que vivían de sus sonrisas, cayeron en banca rota. Personos y persones (para no herir fervientes susceptibilidades) con avergonzantes bigotes, renacieron con el tapabocas como salvavidas en el mar de la vergüenza.

 ¡Bueno, tampoco así! ¡Bueno, también! ¿Por qué no? A los feos, nos dio algo de caché el vestir tapabocas. A los bonitos, depresión, porque de la mitad de la cara hacia abajo, cualquiera se parece a ellos. Tampoco también.

Este pan de mi alma se ha multiplicado más rápido que los panes que multiplicó Jesucristo para repartirlos entre su séquito. Se quitó el pan de la boca con tal de que todos comiesen. Yo no soy muy bíblico, pero publico palabras de vez en cuando. Bueno, posteo palabras de vez en cuando. Bueno, twitteo palabras de vez en cuando. ¿Por qué no?

¿Acaso este pan de mi alma no reencontró a Dios con el tapabocas? Porque muchos no se taparon la boca, sobre todo los bonitos, y hoy están sentados a la derecha del Dios Padre. ¡Tampoco así, Rey! Bueno, también. ¿Por qué no? Un tapabocas no es una biblia, pero tiene un poder bárbaro. Tampoco también.

Muchos animales han vuelto a reencontrarse con espacios que habían perdido por culpa del hombre. Y es que la gente bonit…¡Ya, pues! La gente bonita no tiene la culpa de todo.  ¡Tampoco así! ¡Bueno, también! ¿Por qué no? Pregúntenle a la Cenicienta, al Patito Feo, a Beatriz Pinzón Solano o a Efialtes en la película de los doscientos noventa y nueve, porque no invitaron al susodicho espartano.

¡Esa…es una marca difícil de borrar! Este año nos ha marcado a todos. Bueno, al menos el tapabocas me ha marcado un poco la mejilla con el cachete, pero tampoco para tanto. Aunque…bueno…también.

 ¿Por qué no? Adiós, bonita.

 

 

lunes, 15 de junio de 2020

Una cita con Esperancita


               
 “-¿Así que quieres aprender inglés?”  -Mmm, no. Quiero escribir una idea. Una cita. Un detalle. – Te ves muy bien escribiendo, Reinaldo. Pero…te faltó esta idea, malcriado.

El mundo del cortejo y el flirteo es un arte muy  mundial. Desde invitar a cierta persona “ideal” a salir, invitarla a salir en una cita, afeitarse, afeitarse ahí, bañarse, chequear el capital económico, el lugar al cual llevar a esa  persona, abrir la puerta del lugar, disfrutar de su compañía, un detalle, un humilde obsequio, otro detalle. Sin duda alguna, toda la base de todo el cimiento de toda la estructura de todo inicio de todo comienzo de todo principio pionero precursor, subyace y yace, como ya se habrán dado cuenta, en la siempre efímera, vestida y alborotada esperanza. Sea una esperanza muy grande o una esperancita, ella dictaminará si te ves bien o no, para una cita.

-¿Dictamina-qué? – Dictaminará. -¡Chanfle!

Cuando Simón José Antonio de la Santísima Trinidad Bolívar Palacios Ponte y Blanco, a.k.aEl Libertador”, juró allá en el Monte Sacro liberar a los patriotas y neogranadinos (a los de verdad verdaíta, no a los lacayos, lambones, jalamecates, zangaletones, chupamedias, vestidos de un color específico, apoyando una ideología comunista específica) del jugo español, él tuvo una cita con ella. Cuando Harry Potter tuvo su primera conversación con una serpiente (sin haber  practicado “Pársel/parcero” a través de Duolingo ni estando agobiado con el anuncio del sueco que te afronta digitalmente: "-¡Espera! ¿Hablas inglés? Can you undertand what I am saying?..."),él tuvo una cita con ella. Cuando Matilda comenzó a ver cómo flotaban las cosas en su casa, sin haberse empinado o mandado algún psicotrópico, psicoFrutiño o alcacaoide (¡Que nosotros sepamos!), ella tuvo una cita con ella. Cuando la señora Mireya se basó en Betty Boop, personaje icónico del caricaturista Max Fleisher (1930), para crear el comercial del limpiador de pocetas MAS, que desmanchaba más, desinfectaba más, limpiaba más y no manchaba en lo absoluto, ella tuvo su cita con ella. Incluso, cuando el sempiterno enamorado profesor Jirafales se acercaba a Doña Florinda para decirle: “-Vine a traerle este humilde obsequio”, y ella le respondía: “-¿Pero cómo se fue usted a molestar? ¿No gusta pasar a tomar una tacita de café?”, a lo que él replicaba: “-¿No será mucha molestia?”; y ella le aclaraba: “-¡Por supuesto que no! ¡Pase usted!”; con lo que el distinguido, bendecido y afortunado pedagogo sentenciaba: “-¡Después de usted!”. En esos momentos, ya ellos dos tenían una jovial cita con ella.

De igual forma, aquel cantante colombiano de las grandes galas, Galy Galiano, citaba en su  canción “La cita”… ”-Un desconocido que te ha escrito un verso… y te dibu…jó la luna…en un trozo…de papel. Un amante improvisado, misterioso, apasionado, que te dio una cita…en este hotel.” Porque una cosa es pedirla y otra es darla. La cita. Por su parte, el citadino cantante venezolano Jeremías, llega a citar en su romántica canción “La cita”…
-Pronto tendrás que irte con aquel fulano y yo…con botella en mano, no podré olvidar…la cita del azar.” ¡Viste que no nos falta nada, Esperancita!

Ahora bien ¿Y si hacemos el oso, recitando a la banda azteca Panda? “-Tenemos una cita en el quirófano. Vendrá el doctor, me aplicará cirugía. Me sacará el corazón. Trasplante de corazón. Ahí te va mi dolor.” ¡Y ahí te va mi vaso de agua, Esperancita!

¿Saben por qué? ¡Porque es bien difícil que un doctor llegue, te aplique una cirugía, te saque el corazón, para que el trasplante sea de riñón o de género! ¡’Ar  favor, Panda! ¡’Ar favor!

-¡‘Ar  favor tú, malcriado!
-¿Yo? ¿Yo, Esperancita? ¡Si tú eres la criada que ilusiona corazones, los estropeas, te la tripeas, y luego trapeas el piso por doquier!
-¿Tú quieres saber por qué yo trapeo el malcriado piso, Reinaldo?
-Estoy esperando saberlo, Esperancita.
-Porque desde que el malcriado cantante Diego Torres mandó a toda Hispanoamérica a pintarse la cara, no hago sino secar lágrimas, en todos los actos de graduación. ¡Pero no son lágrimas de felicidad, nooooooo! ¡Son lágrimas de odio, ira y rabia! ¡Todo por esa malcriada canción!  
-¡Lo sabía! ¡Yo siempre lo supe! Esa canción sentenció el destino de todo un planeta, sus togas y sus birretes. Nunca fue tu culpa. En fin ¿me aceptarías un tintico? ¿Una tacita de perico? ¿Una cita, Esperancita?
-¿En serio, Rey? ¿No será mucha molestia?
-¡Por supuesto que no! “Estoy en el mismo lugar. La misma calle. El mismo bar. El mismo que a ti te encantaba. ..” Y hoy, me he reencontrado contigo.
-¡Perfecto! Déjame secar esta mopa, escurrir el coleto y nos vamos. Puedes recitarme una canción, mientras tanto.-

Y el plan del destino empezó a marchar. ¡Qué manera de juntar, a este par de extraños! Que se empiezan a extrañar…
(Jeremías,2003)






martes, 9 de junio de 2020

La Sagrada Pandiblia

¡Ojo con esto, ‘manitos! No piensen que semejante título le pertenece a algún plato del  icónico programa culinario británico MasterChef, o al chef internacional Sumito Estévez, preparando algún pan pandémico bíblico (de esos que se multiplican cuando toca rendir el pan de cada día), o alguna hostia maléfica hecha de harina de maíz  (entiéndase mini oblea  rellena de Diablitos Underwood).

Desde la antigüedad, siempre se ha pre-establecido que la vida no es eterna, sin embargo el alma sí podría serlo. El filósofo del plato más grande de la antigua Grecia, discípulo de Sócrates y maestro de Aristóteles, sostenía esta premisa sobre el alma. No hay que ser sabio para reconocer que es así. Me refiero a lo de vivir eternamente. 

La mayoría de los seres humanos y no humanos (sí, existen más seres vivos en este mundo, Esperancita) nacemos, crecemos, rayamos una pared, aprendemos que no se deben rayar las paredes, nos reproducimos (a menos que alguna pandemia no te lo permita),escuchamos una bonita canción, y nos morimos, sin mucho que agregar.

Ahora bien, existen quienes creen firmemente que, luego de abandonar su estadía en este mundo terrenal, existe otro mundo al que se estaría llegando. Unos lo llaman “paraíso”. Yo lo llamo “cruzar la frontera”.

Supongamos que en esta era del Antropoceno digital de encierro pandíblic… ¡Digo! ¡Pandémico! ¡Sí! ¡Pandémico!, te encuentras en un lugar sin internet (claro, esto es absurdo, viviendo en plena era digital), además te encuentras sin energía eléctrica (claro, esto es absurdo, viviendo en plena era hidroeléctrica, eólica, petrolera y panel-solarística, que no tiene nada que ver con panel de control ni Panelas de San Joaquín ¡Ojo con esto!). Imaginen ahora, que no tienen servicio de aguas blancas ni afrodescendientes (claro, esto es absurdo, viviendo en plena era de magnificencia cisterna científica). Adicionalmente, supongamos que en dicho lugar no hay servicio de gas doméstico ni gasolina (claro, esto es absurdo, viviendo en plena era de hidrocarburos pesos extra pesados). Aunado a esto, imaginen que tampoco tienen servicio telefónico 1G, 2G, 3G, 4G, 5G ni Asereje (claro, esto es absurdo, viviendo en plena era tecnológica de Blackberrys y Iphone onceses).   

Por si fuera poco, en vista de vivir o establecerte involuntariamente en dicho lugar espacio-tiempo- hipotético- no hipotético-nefasto,  si quisieses ir a reclamarle a los sujetos que deberían velar porque cada uno de estos servicios funcionase, puede que te desapareciesen o te desapareciesen (claro, esto es absurdo, viviendo en plena era de igualados, justicieros, pandemia, pan de bono, #BlackLivesmatter, #LatinLivesmatter, #AllLivesmatter  #JohannaMatterns).

Es re-que-te-obvio que quisieras irte a un paraíso. A un paraíso distante. ¡A cualquier paraíso! De acuerdo a las Sagradas Escrituras, de esas que se pasean entre el Corán, el Antiguo Testamento, el Nuevo Testamento y la famosa bebida gaseosa sabor a cola negra combinada con Mentos, luego de pasar algo de tiempo en una época obscura,  vendría la iluminación de la Justicia Divina, los cuatro jinetes del “Apocalipsis”, los “mil” años de oscuridad (que podrían ser, no sé, dieciséis años a trescientos sesenta y cinco días por año, más cuatro años bisiestos a trescientos sesenta y seis días por año, dándonos siete mil trescientos cuatro días de oscuridad), la caída de los ángeles “Anonymous” , que vendrían a salvarte o a exterminarte, dependiendo de tus métricas.

Yo no soy muy agnóstico ni palíndromo espiritual, como para creer que algo así pueda suceder. Pero… ¿Y si ya está sucediendo? ¿Y si todo tiene su final? ¿Y si nada dura para siempre? ¡Ustedes me van a disculpar! Pero que vayan transcurriendo siete mil trescientos cuatro días de oscuridad en cierto lugar del mundo y contando…ya son como muchos días afrodescendientes a merced, su merced. 

Y es que sumercé debe entender que, quizás sí está acabándose lo que se estaba dando. Hemos estado infectados por los virus de Facebook, Instagram, Twitter, Blogger,  WordPress, Hi5, MySpace, “no-deja-ni-un-mensaje-‘e-texto”,Snapchat, TikTok, Tinder, Badoo ,Duolingo ,WhatssAp , Coursera, Youtube, Ares,Messenger y hasta Microsoft Encarta. Hubo muchas épocas sin nada de esto.  Quizás esos ya eran los paraísos. Hablábamos, escribíamos, escribíamos cartas, rayábamos paredes cual grafiteros enamorados de Capuletos y Capuletas y Montescos y Montescas. Hoy, intentar mandar un mísero mensaje de texto es decirle al mundo que estás loco. ¡Enviar un papel apostillado por correspondencia, una locura!

Quizás ya estamos a punto de terminar este “pandiblia”, donde nos está dando tiempo el supremo, intergaláctico, planetario, creador, Rey de Reyes (EL VERDADERO) para reencontrarnos con el ser humano que nos quiere, el que nos rodea, el que tenemos tiempo viendo pero no mirando. Reencontrarnos con el planeta, con los planetas vecinos,  con las abejas,con las abejas africanas (que son medio asesinas), con los avispones, con los avispones asesinos, con las ballenas, con las ballenas asesinas, con la policía, con los delfines de agua salada, con las toninas de agua dulce, con las águilas calvas, con los murciélagos, con los murciégalos, en fin, ¡Qué mundo tan vagamundo vale! ¡Qué pandemia tan bíblica, sus mercedes!
                                                                              
                                                                                                           #AllLivesmatter


sábado, 30 de mayo de 2020

El arrogante Araguaney


           
Estaba ahí, como borracho y loco, de tanto tomar malta Polar con energía natural y full sabor; cuando re-depente…

-¡Ay, arbolito! ¡Hip! Si tan solo pudieses decirme por qué el ser humano es tan imbécil- a lo que escucho una voz baja y rimbombante…
-Si no sabes tú, que eres uno, ¿para qué decírtelo yo?
-¿Qué? ¿Quién está ahí?- volteándome para todos lados sin ver a nadie.
- Si todos ustedes guardasen y cuidasen sus corazones, todos viviríamos mejor.
-¿Pero quién habla? ¿Quién está ahí? ¡Sal, cobarde! Debo estar delirando. ¡Claro! Dos años y medio afuera del país, sin tomar malta, era lógico que después de la décimo tercera, nada pudiera salir bien.
-¡Y es que ahí está el detalle, como decía Cantinflas! Ese modelo económico de súper consumo capital, es lo que tiene el planeta hecho Valar Verghoulis.
-¿Pero quién está hablando? ¿Acaso me estoy volviendo loco? ¡No! ¡Eso ya lo tengo claro! ¡Ah, ya sé…! ¡Exodia… ma-ni-fies-ta-te!- en ese momento, una flor amarilla cayó sobre mi frente.
-¡Para conocer de Fonética, Gramática, Morfología, Semiótica y Vallenato, tus habilidades detectivescas no son nada sorprendentes!
-¿Tú eres el que está hablándome?- mientras admiro lo alto del árbol al frente de mí.
-¡En efecto! ¿O acaso crees que los espitirus son los únicos que les hablan?
-¡Pues, no! ¡Pero, qué loco! ¿Epa Araguaney…tú eres de Aragua?
-¡Ney!
-¿Eres de Portugal?
-Não!
¿Eres de Alemania?
-Nein!
-¿Eres de Francia?
-Je ne suis pas francaise!
-¿Entonces de qué parte del globo terráqueo eres tú, pue’? ¡Hip!
-Reinaldo, yo soy uno con la Pachamama, con la remolacha y la guaracha. Estoy conectado con cada ser de este planeta y sus ideas. Lo sé absolutamente todo. ¿O acaso no le prestaste atención al árbol en Game of Thrones?
- ¿Sí? A ver, dime algo que no sepa nadie sobre mí.
-¡Pff, por favor! Te rompieron el corazón en el cuarto semestre de la universidad y le echas azúcar a las caraotas.
-¿Cómo…cómo sabes eso y por qué leíste mi diario?
- Primero, te acabo de decir que soy el papá de los helados. El que voltea la arepa frita venezolana con la mano. El que voltea la arepa boyacense colombiana sin guantes. La Pachamama en HD y 4K. Segundo, deja de hablar “güevadas”, ya que tú no tienes ningún diario.
-¡Maldición, sí lo sabe todo este machucapapa!
-¡Eh,eh,eh! ¡Pachamama! ¡No machucapapa! ¡Ojo con eso, ‘manito!
-Arrogante el tronquito ¿no? No, pues me voy antes que su majestad, el araguato, decida golpearme por ser muy indio para su merced.
-¡’Perate vale! ¡No te vayas! Quizás sea la última vez que alguien se acerque a preguntarme algo.
-¡Así  te quería agarrar, tronco!
-Prometo no ser arrogante, fanfarrón, agrandado, jetón, echón, bocón ni sapientísimo. Pero, por favor, llámame por mi nombre. Araguato es una especie animal.
-¡Aprobado por Workforce! ¡Discúlpame también! Es que me tomé trece botellas de malta que estaban muy frías. Ya después de la segunda, comencé a ver borroso.
- ¡Sí, yo sé! Lo peor es que te tomaste catorce botellas.
-¡Já! ¡No eres ningún sabelotodo! Me tomé trece botellas.
-¿¡Ajá y la que te vas a tomar cuando terminemos de hablar!?
-Bueno, sí. Cierto. Era pa’ ve’.
-Mi nombre es Araguaney. En Bolivia me conocen como Tajibo. En Colombia soy Guayacán Amarillo o cañahuate. En Panamá y Ecuador, soy simplemente Guayacán.
- Yo conozco una chica con ese apellido. Es hermosa.
-Yo lo sé...
- Y supongo que te gusta la salsa, ¿no?
-Como te dije ya, estoy conectado con todo el planeta.
-¿Y qué opinas de ese tal Bad Bunny?
- Si hubiésemos detenido al panameño “El Chombo”,con su Chacarrón Macarrón, ahorita tuviésemos un mejor planeta.
-¿Y tú nos enviaste la fiebre amarilla o papa Dios?
-Eso ya tú lo sabes.
- ¿Y qué hay del Rayo Amarillo de Konoha?
- Un personaje fascinante.
-¿Y los súper saiyayin? ¿Son como tus hijos?
-Rey, el hecho de que tengan cabello amarillo no tiene nada que ver conmigo.
-Ajá ¿y Carlos “El Pibe” Valderrama?
-Ese sí es un digno representante de nuestra majestuosa frondosidad.
-¡Lo sabía!
-¡Claro, el que a buen árbol se arrima, buena sombra le cobija!
-¡Y a precio de dólar caído, no se le mira colmillo!
-¿En serio? ¿Ya vas a comenzar?
-Bueno ¿qué? Tú, todo amarillo y todo arrogante. Todo arrogante y todo amarillo, ahí.
-Dichosos los animales que pueden huir de seres humanos que expresan ciertos “fenómenos” lingüísticos.
-Dichisis lis himinis qui pidin hiir di ciirtis himinis qui ixprisin ciirtis finiminis linguisti…¡Ya pues! Epa, Araguaney… ¿Realmente saldremos de esta pandemia?
-Sí, pero no a la calle. Mientras no se desarrolle una vacuna, lo mejor será no amuñuñarse tanto.
-¡Sin duda, un gran reto para toda la humanidad!
-¡De vez en cuando, me toca recordarles lo frágiles que son ustedes! La pregunta del millón es ¿qué harás tú?
-Ahí está el asunto y la cuestión. Mi corazón me dice que me quede, pero mi conciencia me dice lo contrario.
- Gracias a la Pachamama, yo ya me sé la respuesta. Sigue poniéndole corazón  a tus ideas, que Latinoamérica te lo agradecerá. Te daré un obsequio. Cierra los ojos.
-¿Qué me vas a dar? ¿Semillas del ermitaño? Jajaja. Era pa’ve’.- entonces…cerré los ojos.
-¡Listo! No vayas a abrir tu mano hasta que llegues a la avenida. Sino, se convertirán en piedras y carbón.
-Entendido, sir. ¿Estarás mañana, para pasar otra vez?
-De hecho, mañana estaré de cumpleaños y pues estaré telepolinizándome entre los 24 estados del país. Gracias por venir, Rey. Hablaremos en el futuro.
-¡Por supuesto! ¡Cuídate y pásala bien, mañana! Gracias por el regalo que aún no veo.-

Al alejarme, tres objetos extraordinarios yacían en la palma de mi mano.