Soy un
ferviente defensor de las palabras que me dan fiebre. Bueno, nadie se debe
enfermar por leer o escribir. ¡Tampoco así! ¡Bueno, también! ¿Por qué no? ¿Por
qué no enfiebrarnos con algo que nos apasiona? ¿Por qué no enfermarnos cuando nos mandan a
leer una novela de muchas páginas y pocas hojas? ¿Por qué no embriagarnos de
poder… cuando mandamos a leer muchas hojas y pocas páginas?
A mucha gente le ha marcado el año de la pandemia. ¡Y no es para menos! Personas que vivían de sus sonrisas, cayeron en banca rota. Personos y persones (para no herir fervientes susceptibilidades) con avergonzantes bigotes, renacieron con el tapabocas como salvavidas en el mar de la vergüenza.
¡Bueno, tampoco así! ¡Bueno, también! ¿Por qué
no? A los feos, nos dio algo de caché el vestir tapabocas. A los bonitos, depresión,
porque de la mitad de la cara hacia abajo, cualquiera se parece a ellos. Tampoco
también.
Este pan de
mi alma se ha multiplicado más rápido que los panes que multiplicó Jesucristo
para repartirlos entre su séquito. Se quitó el pan de la boca con tal de que
todos comiesen. Yo no soy muy bíblico, pero publico palabras de vez en cuando.
Bueno, posteo palabras de vez en cuando. Bueno, twitteo palabras de vez
en cuando. ¿Por qué no?
¿Acaso este
pan de mi alma no reencontró a Dios con el tapabocas? Porque muchos no se
taparon la boca, sobre todo los bonitos, y hoy están sentados a la derecha del Dios
Padre. ¡Tampoco así, Rey! Bueno, también. ¿Por qué no? Un tapabocas no es
una biblia, pero tiene un poder bárbaro. Tampoco también.
Muchos animales
han vuelto a reencontrarse con espacios que habían perdido por culpa del
hombre. Y es que la gente bonit…¡Ya, pues! La gente bonita no tiene la culpa de
todo. ¡Tampoco así! ¡Bueno, también! ¿Por
qué no? Pregúntenle a la Cenicienta, al Patito Feo, a Beatriz
Pinzón Solano o a Efialtes en la película de los doscientos noventa
y nueve, porque no invitaron al susodicho espartano.
¡Esa…es una marca difícil de borrar! Este año nos ha marcado a todos. Bueno, al menos el tapabocas me ha marcado un poco la mejilla con el cachete, pero tampoco para tanto. Aunque…bueno…también.
¿Por qué no? Adiós, bonita.
❤️❤️❤️
ResponderEliminarGracias Mary. :)
EliminarYo me quisiera tapar la boca con un tapabocas de felicidad, porque mi tapabocas de sentido común, que como dicen por ahí, es el menos común de los sentidos, está reñido con mi entusiasmo.
ResponderEliminarLa marca ha sido infernal y polarizados. Creo que la marca no es marca, es la misma vacuna. Ya la circunstancia nos vacunó, nos puso al filo de no saber nada y de lo frágiles que somos a pesar de los Elon Musk de la vida.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarAsí es, Maritza. Una dura batalla entre el sentido común y todo nuestro exterior circundante. ¡Un abrazo!
Eliminar