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La Frase de mí Tío

"La precisión...no es casualidad"
Enríque García

jueves, 27 de noviembre de 2014

Walking Dead: Venezuela




                Desde los tiempos antiguos, la vida y la muerte han sido algo fascinante para el ser humano. Si algo se mueve, si ya  no se mueve, si una manzana se cae de un árbol y le cae a un genio en su cabeza o el saber si algo ya ha partido de este mundo terrenal, sin duda alguna llama la atención .El mismísimo Rey del Pop, Michael Jackson, llegó a vestirse de “zombie” en uno de sus videos musicales.
 Ahora bien… ¿qué es un zombie? Casi nadie se pregunta esto puesto que a nadie le interesa. Un “zombie” viene a ser un individuo que ya murió, pero su cuerpo aún se mueve, sin razonar o ejercer alguna actividad intelectual, ya que su corazón y  cerebro  han dejado de funcionar. Ésta viene a ser mi definición criolla del asunto. Consecuentemente, desde hace tiempo, se han estado filmado películas o programas de televisión relacionados que si con hombres lobos, musicales gafos de series juveniles (como la estúpida “Somos tú y Yo”) o con zombies. En este último renglón, películas como Resident Evil o la famosa serie televisiva “Walking Dead”, han dañado de forma impactante la forma de pensar de… no sé… ¡Los Venezolanos!  

Por ejemplo, si has visto la serie CSI, habrás notado que existen versiones de la serie, de acuerdo al lugar donde suceden las historias: CSI Miami, CSI Las Vegas, CSI New York, si ésa es o si ésa no es, etc. En fin, el punto es que “Walking Dead”, a pesar de no seguir esta forma de filmar en locaciones específicas, pareciese que saco su versión “Walking Dead: Venezuela”. ¿Por qué? Bueno, les explico. Han sido tantas las vicisitudes y los cambios (para mal…) que hemos vivido como venezolanos en nuestra forma de vivir el día a día, que fuera y dentro del país, personas han comenzado a preguntarse: 

- ¿Será que son zombies?         
Yo no lo sé, pero lo que sí puedo asegurar es que son bien gafos aquellos que no hacen nada para ayudar a esta sociedad a surgir. Son bien gafos aquellos que no estudian. Son bien necios aquellos que siguen día a día  tirando basura en la calle (especialmente aquellos que lo hacen mientras van en un vehículo en movimiento). Son bien hipócritas los que dicen:

 -¡Lucharemos por el país!; pero se están montando en un avión para buscar una mejor oportunidad de vida en otra tierra. Sayonara.

Son bien injustos aquellos policías que matraquean al ciudadano común (bien sea de clase baja, media o alta), mientras en la esquina más cercana, sujetos venden droga. Son bien descarados los ministros que dicen:- ¡lo hacemos por el pueblo!, teniendo un sueldo de 18 mil bolívares fuertes (o más…) mientras que el sueldo mínimo está en  4.889,11. 

Porque son bien pobres de pensamiento, los que han aceptado como normal, el calarse 6 horas de cola en las afueras de un supermercado por un kilo de leche o cualquier otro producto que en nuestra Venezuela esté escaseando.

¡Pero ya basta! Nuestra sociedad VENEZOLANA y alegre, trabajadora por demás, se merece mejores personas. Mejores “zombies”. ¿Necesitamos quemarlos o eliminarlos así como hacen en series de televisión o películas? ¡No!, me atrevería a decir que necesitan un simple apoyo moral, quizás un cambio desde temprana edad en su pensamiento, a ésos futuros “zombies”, para que escuchen de los que por ahora estamos de la mano con la educación…

-¡Hey zombie…!

Son bienvenidos aquellos que quieran superarse y sacar el país adelante.

Son bienvenidos aquellos que aún no se han ido del país (a pesar de tener la posibilidad) y que aún tienen esperanza en que esto puede, y debe mejorar.

Son bienvenidos los atletas y entrenadores que a pesar de no tener recursos ni materiales deportivos aún están ahí, entrenando a futuras generaciones de atletas disciplinados.

Son bienvenidos esos padres que le enseñan a sus hijos a botar la basura en su lugar, y NO por la ventana de los buses o la calle misma.

Son bienvenidos aquellos que dejaron de pedir limosnas y hoy están llenando currículos vitae para buscar empleo.

Porque ZOM BIEnvenidos los que aún confían en la Educación como motor principal para impulsar al país y sacarlo de la miseria moral y social que estamos viviendo como realidad.

                                                Walking Dead: Venezuela…esperando te saquen del aire pronto.

                                                                                                                                 

lunes, 17 de noviembre de 2014

El Poder del Aplauso



De acuerdo al Diccionario Escolar de la Lengua,  aplaudir es “dar palmadas en señal de aprobación o entusiasmo” (Espasa, 2009). La segunda acepción reflejada en dicho  diccionario nos indica “celebrar con palabras u otras demostraciones a personas o cosas”. Ahora bien, si aún no hay pista o alusión al poder, o a lo que eso pueda implicar, ¿Por qué escribo EL PODER del Aplauso? Acaso ¿los seres humanos tenemos poderes? Hasta donde yo tengo entendido…no.

Pero, si   “el conocimiento es poder” (Bacon, 1600), entonces ahí sí tenemos cierta relación con la palabra aplaudir. Por ejemplo, imagínese una foca en los famosos “acuarios”. En las funciones, uno puede apreciar como estos animales aplauden (después de haber sido entrenados, claro está) para recibir pescados o simplemente para entretener al público. (Si nunca ha visto a una foca, pues basta con observar una cadena presidencial en la que salga algún ministro o alguna transmisión de la Asamblea Nacional y detalle a los diputados cuando muevan las manos).

 Las focas saben muy bien que si logran aplaudir, tendrán alimento. Para eso los entrenaron. Por lo tanto, aplaudir se convierte en una herramienta poderosa para conseguir algo ¿no? Bueno, si aún no logra entender la imagen, no se preocupe. Ni aplauda tampoco, por favor.

Viajar en autobús se convierte en una odisea extenuante para aquellos que no tienen vehículo propio, sobre todo cuando toca viajar de a pie, porque todos los asientos en la unidad ya han sido ocupados. Cuando el autobús esté  full de personas y usted no logre ver al colector o al chofer para indicarles la parada, usted simplemente aplauda bien fuerte (como si fuera algún jeque árabe rodeado de sirvientes) y observará como de forma mágica el chofer se detendrá (o debería detenerse), al menos que la música de la radio esté muy fuerte (quizás esté sonando Maelo Ruíz para buena o mala suerte suya).
El poder del aplauso, haciéndose presente. Otro escenario digno de esta analogía, se observa en las graduaciones. Al momento de recibir un título académico, las personas presentes aplauden, en señal de alegría (como bien refiere el término). Pero si una persona se ha graduado con máximos honores, entiéndase   Cum Laude o Summa  Cum Laude, entonces se les reconoce dicho esfuerzo aplaudiendo un periodo más largo de tiempo, e incluso toca levantarse, si se está sentado  en el evento. Cómo será la calidad de los estudiantes de la UPEL-Maracay, que la última vez que fuí a una graduación, estaba como invitado en la audiencia y… ¡Me gradué!  ¡SÍ! Puesto que ante tanta aplaudidera por la cantidad de bachilleres graduados con honores, me gradué de SUMMA CUM APLAUDE. Quizás éste haya sido el chiste malo del día pero… El conocimiento es poder, recuérdalo.

Por su parte, si un bebé está aprendiendo a pedir la bendición (en nuestra sociedad venezolana), se acostumbra  que aplaudan, en señal de respeto, ante sus mayores. Aquí, de modo hasta filosófico, se puede notar como el poder del aplauso sustituye a la palabra ¡Bárbaro!

En el caso de advertir a alguien o de asustarlo, aplaudes también. Si quieres decir “mosca” o “ponte las pilas”, es probable que le sumes un aplauso cual  cajita feliz de Mc Donald con regalo incluido. ¿Y qué hay del ámbito deportivo? Cuando se compite, en el deporte los jugadores o el entrenador, hasta los fanáticos incluso, aplauden para felicitar o para insultar la actuación de un equipo o la de un jugador en específico. Por ejemplo, la designación de Luis Sojo como Manager de los Gloriosos TIGRES DE ARAGUA, sin duda alguna que dará bastante para aplaudir en la próxima  temporada de beisbol en Venezuela. No es que me caiga mal el sujeto pero… fue decisión tomada estilo “Asamblea Nacional”, o sea, se hacen cosas, se acostumbra a aplaudir y no ha pasado nada. Catástrofe total.

En otro orden de ideas (para olvidarme de quien es el nuevo manager de los Tigres de Ar… ¡qué problema vale! ¡No puede ser!), al terminar una actividad académica, como las exposiciones, se acostumbra aplaudir para dar por concluida la actividad. Pero…como la mentalidad del ser humano tiende a ser algo, recontracoñísima de la suya, existen algunas personas que aplauden aun cuando no ha terminado la presentación. Esto lo hacen para terminar dicha presentación ante la ladilla, porque no he querido usar otro adjetivo, de escuchar a personas sin saber un tema y quererlo explicar, leyendo la información y todo. ¡Aplauso pa’ esa gente chico! 

Como he escrito anteriormente, en las cadenas presidenciales, sobre todo las venezolanas, podemos observar como todo un país se une ante el poder de los aplausos. Una  pequeña mitad[1] de la población, porque pareciese que no importara lo que se le diga (como en una mala exposición), lo que importa es que lo diga quien yo apoye políticamente.  Mientras tanto, la mitad grande de la población aplaude, pero porque terminó dicha cadena presidencial, dándoles el chance de volver a ver el juego de béisbol en televisión,  la novela del momento, o simplemente alguna graduación o investidura presidencial en la que, como señal de costumbre,  se debe aplaudir. 

 Como se ha podido observar, aplaudir…tiene un poder impresionante, prepárese.


   [1]Filósofos alrededor del mundo, de este mundo, y de todos los otros mundos (sí es que existen) tanto los difuntos como los vivos, y no precisamente los oportunistas, se han dado a la tarea de discutir, pelear, luchar, argumentar, mandar a callar, gritar, chillar, llorar, demostrar, debatir ,alegar, repetir,  hasta aplaudir incluso, para esclarecer si una mitad puede ser más grande que la otra mitad de ese “algo” o, si por el contrario, ha ocurrido una gran incongruencia en el mundo,  estilo: el planeta Tierra es cuadrado, algo así.

miércoles, 12 de noviembre de 2014

SER sin Gunya





Una cosa es que apoyes al Magallanes o al Caracas, al Real Madrid o al Barcelona, al Gobierno o a una opción distinta (desde hace 15 años…),  al agua fría de nevera o el tomar a temperatura ambiente, en fin, una cosa es que realices algunas acciones, que apoyes a un sector de la sociedad, por sentir empatía o querer ser parte de un proyecto y otra, es que te obliguen a ser parte de un sector de la sociedad.

Desde que llego el Chikungunya a Venezuela, como venezolanos comenzamos a dividirnos. Están los que les han dado y los que no. Puede que consideres esto como una división muy superficial, pero no es tan sencillo esto. ¿Por qué? Fíjate. La enfermedad ha impactado de forma tal, que vemos ahora como niños de 2-3 años apenas aprendices en el arte del habla, tratando de decir mamá, papá, Chikungunya, etc. Ustedes me van a disculpar, pero si un niño YA puede decir semejante palabra (¡y bien!), hay que entregarle un postgrado en Lingüística o un Doctorado.     

Si quieres conseguir trabajo en el futuro, quizás no importe si tienes algún título universitario, si recibiste premios a la excelencia, si te graduaste summa cum laude, summa cum aplaude, ¡o lo que sea! La enfermedad ha encasillado a venezolanos de forma tan tonta y dolida, que las próximas entrevistas de trabajo llegaran al clímax de:

-Ajá, muy bien, hablas Inglés, 4 años de experiencia en empresas, curso de sistema operativo Ubuntu,bien, ehhhhh disculpa…¿te dio Chikungunya?
-No. Gracias a Dios.
-No le agradezcas mucho. Estaremos llamándote. Gracias por venir. ¡SIGUIEEEEENTE!

            Es obvio que en tu empresa, compañía, instituto, panadería, lo que tengas,  no vas a querer contratar a alguien que POTENCIALMENTE pueda enfermarse (puesto que no le ha dado), metiendo reposo y hasta indemnización por medicinas que ni se encuentran, de paso.

A mi parecer, el Chikungunya tomó el nivel de miedo así como el que todos tienen ante…la muerte. Sí. En serio. Apenas observas que un zancudo te pica, y se forma la erupción por la picada, te comienzas a preguntar…
-¿Será que me dará esa vaina? ¿Y si me botan del trabajo?

Comienza esa psicosis de esperar 3 días y nada. No te dio dicha enfermedad. Es   un trauma digno de cualquiera que no ha sufrido antes. Imagina no haber escuchado o desconocer películas de Destino Final o Juego Macabro, donde desde cualquier situación o por cualquier acción, te toca pagar las consecuencias. Andas caminando viendo cuanto zancudo se te atraviese para matarlo. -¡A mí no! ¡A mí no!

Ha sido tan fuerte el impacto de dicha enfermedad, que nuestros zancudos “chimbitos”, esos que dan solo dengue, quedaron rezagados a volar solitarios, tristes. Imagina como se refleja nuestra sociedad en semejante insecto. Estas aquí, acostumbrado a una cosa, siendo parásito o echándole pichón seriamente en lo que haces, y de repente te traen a alguien de afuera, preciso, capacitado en áreas innovadoras, habla inglés, una vaina así, y de paso, es más eficiente que tú. Es RE-QUE-TE-OBVIO, que te va a desplazar. Adiós Dengue. Epale CHIKUNGUNYA. Llégate.

Es probable que desde el plano de las predicciones, Michael Jackson en su video de los 80’, Thriller, ya nos diera una advertencia de “como” luciría una persona, con solo estar infectado por un mísero zancudo. Imagínate, estas en la calle, tranquilo, y observas 60,70 personas caminando tipo zombies, todos demacrados, saliendo (o llegando) de una clínica o un hospital, que si a buscar Atamel o Acetaminofen…

-¿Y eso? ¿Están parodiando el video de Thriller?
-.No chamo. ¡Es que tienen Chikungunya!
-Verga. Se parecen igualitos.

En cuanto a lo religioso, y como parte de nuestra cultura latinoamericana, personas de aquí y allá comenzaron a rezarle, que si a la “Virgen de la Chikunchirá”, solo por el hecho de “mientras más rápido aceptes que te dio, mejor”. Como nuestra mentalidad venezolana se pasea entre el esfuerzo y el conformismo, asumo que personas le “rezan” a esta pseudo santidad, pero  no para curarse, sino para desearle a algún conocido (entiéndase Jefe, Persona superior a ti, Profesor de una materia difícil…) QUE SE ENFERME CON ESA VAINA. 

Para los más conformistas, aquellos que no les gusta hacer nada, los vivos, los “trickster” (Capriles, 2008), el Chikungunya les cayó como anillo al dedo. Como les gusta meter reposo en el trabajo (si es que tienen), no vacilan en ningún momento para…

-Es que me dio Chikungunya.
-¿Pero eso no fue hace 7 meses pues?
-Sí jefe, pero la secuela dura 3 años.

O sea, esta gente es tan arre…arre…arre… ¡arrecife!, que no se saben  ni las leyes ni sus derechos o deberes dentro de la sociedad, pero sí se aprenden los pros y contras de esta enfermedad EXTRANJERA que, ya adaptamos como si fuera nuestra. “Que bello, que bonito” diría cierta caricatura venezolana en una isla en pleno 2014.

Como nuestra forma de pensar nos da para muchas cosas, los apodos de maleantes en la prensa y en barrios de todo el país no se han quedado atrás. Desde “Care’Chikungunya” hasta “Chiku 3 pelos”, e incluso la banda hamponil “Los ChiNcungunji”; una mutación fonética  marginal que demuestra lo inculto de una sociedad que no le presta atención a la Literatura ni al Castellano, para por lo menos tener estilo y presencia internacional, en lo que a bajo mundo e ilegalidad se refiere. Ha sido tan marcado el impacto de esta enfermedad en nuestra sociedad, que apodos como “Carlitos Dengue” o pseudónimos por el estilo, ya  no se escuchan en el día a día del venezolano.

Por su parte,  al momento de tener hijos, con este boom de una enfermedad que hace que todos los que la tengan, estén en cierta onda o moda, ahora es normal (o muy marginal) escuchar nombre de  bebés como: Antony Guya, David Satamel, o hasta Chikun De los Ángeles, una vaina que coooooooooooooooñ…  te hace saber que la cosa no va por buen camino. Es predecible que estos serán los ministros del futuro. He dicho.

¿Y cómo quedamos los que NO nos ha dado eso? Acaso ¿somos fenómenos?  ¿No calificamos? ¿Venezuela no era “ahora de todos”? ¿Tan mala sangre así somos? quizás seamos la cura para esta peste.  Lo peor de todo es que los realmente lastimados no son los que la tienen, sino los que NO la tienen o no les has dado (aunque la esperanza es lo ÚLTIMO que se pierde), ya que la depresión te carcome cada vez que escuchas a compañeros en la universidad, amigos del vecindario, o personas comunes en la calle, conversar acerca de ¿cómo les afectó? que ¿cuánto tiempo les duró?, que ¿cuál guarapo se tomaron?, que si ¿en qué farmacia encontraron Atamel?, y uno viendo para el cielo o leyendo mensajes en el teléfono celular, buscando ignorar la conversación, solo porque desconoces totalmente la información que está siendo manejada en el momento.

 Quizás tratando de ser lo más fuerte posible, para no aceptar al final que, dentro de lo difícil que ha sido el año 2014, eres de los pocos “bendecidos” a los cuales la enfermedad no ha alcanzado. Eres un SER SIN GUNYA. Fenómeno.
                                                             
                                                                                                 Noviembre de 2014

viernes, 7 de noviembre de 2014

¡La Jugada Perfecta!








            Nuestra sociedad, nuestra cultura, nuestra gente, ¡nuestro todo!, esta tan inmerso en la viveza criolla, el oportunismo y las ganas de echar “pa’ lante”, que ser venezolano es (y debe ser) un plus en cualquier curriculum vitae. Le llevamos una ventaja muy grande a cualquier otro representante del continente. Pero… ¿de qué se trata esto de la jugada perfecta? 

 Cuando planteo al comienzo de este artículo, “la jugada perfecta” como título, quizás crean que me refiero a alguna actividad física en la que algo impresionante sucede y todos admiran, así no compartan algún punto en específico con respecto al ejecutor de la jugada. (Imagina por un momento a un jugador de los Leones del Caracas haciendo tremenda jugada y…que tú seas fanático de los Navegantes del Magallanes, eso.)

Pero no me refiero a eso, ni tampoco a una jugada de parley, que bastantes molestias me han traído. Es la astucia, el ser pícaro (Capriles, 2008), lo que nos define, a mí parecer, como los “atletas más espectaculares de la galaxia”, sin estar hablando de  deportes. 

“La jugada perfecta” se refiere, según yo, moi, myself, sho, a una situación en la que todo confabula a tu favor, para que, de alguna forma, se genere un beneficio hacia ti.

He aquí unos cuantos ejemplos que espero, puedan dilucidar esta idea, y que quede perfecta.

-          -Montarte en un autobús y quedar hacia la ventana (si has visto muchas películas de Destino Final, quizás no compartas esta idea.)
-          -Dirigirte hacia la nevera o a una cava, y que quede una sola botella de cerveza.
-          -Dirigirte hacia la nevera o a una cava, no encontrar nada, y que te digan: - ¡Están abajo! O – ¡En la otra cava!
-          -Que te encuentres en un supermercado y que llegue, no sé, LO QUE SEA, porque TODO está escaseando. 
-          -Tener a un/una conocid@ que trabaje en una farmacia.
-          -Tener a un conocido que trabaje en la Fuerza Armada.
-          -Tener a un conocido que trabaje en la Policía.
-          -¡En fin chico. Tener muchos conocidos! Verciale.
-          -Que te aumenten el sueldo 3 veces al año.
-           -No tener suficiente dinero para almorzar y, estar en un lugar donde haya buffet.
-          -Que estén llenando los potes de salsa (cualquiera) cuando te encuentres próximo a desayunar una empanada o a comerte una hamburguesa en la cena.
-          -Encontrar dinero en la calle o en uno de los bolsillos del pantalón o camisa, y usarlo como Venevisión, de forma “justa y balanceada”.
-          -Agarrar ese mesmo dinero e irte a jugar un parley. Ganártelo, claro está.
-          -Pagar pasajes urbanos con tickets estudiantiles , en pleno 2014, en medio de esta “guerra económica”
-          -Disculpen, no sé porque “guerra económica”, me causa gracia.
-          -Que inscribas una materia difícil, con un profesor difícil, que 70% de los estudiantes le huya, y que sea sencillo entenderle al profesor.
-          -Que no haya cola, a donde sea que tú te dirijas (entiéndase: banco, comedor universitario, agencia de loterías, etc.)
-          -Robar un beso, salir corriendo…y no caerte.
-          -Tener hambre, llegar a tu casa, y escuchar:-¡Ahí queda un poquito!
-          -Sacar la copia gratis de algún material, volver a sacar una segunda, te digan que no, pero que te la saquen igual. A regañadientes, pero la saquen.
-          -Que se encadene el Presidente y, que se vaya la luz.
-          -Salir del país, viajar, y que al regresar, les desees a tus enemigos alguna enfermedad nefasta y, que, de repente, comiences a escuchar de algo llamado “Chikungunya”
-          -Que el Chikungunya NO te haya dado en este 2014 (aunque sabes que por ahí viene).
-           -Jugar dominó, trancar la partida por accidente, pero ganar igual. Eso, literalmente, es la jugada perfecta.
-          -Jugar dominó. Que otro jugador tranque la partida, pero que ganes tú. (literalmente…ya tú sabes que es…)

             Y así van pasando los días y las horas, con acciones que dependen de ti, o de la diosa fortuna. De alguna u otra forma, legal, no ilegal, sortaria, no sortaria, salada, no salada, habilidosa, no habilidosa “lechua”, “no lechua”; son solo formas de decir que, eso, fue la jugada perfecta. Por cierto, somos jugadores muy buenos en este juego al que llamamos: vida.

Noviembre, 2014