Desde una de las tierras más lejanas
que el hombre pueda imaginarse, un poquito más allá de la Patagonia, llegan
llegando ¡Sí, señor! ¡Los más esperados! O bueno… ¡Los menos esperados, no lo
sé!!! Con ustedes…damas y caballeros… ¡Los guaaaaiiiiii güoker!
A ver, ¿cómo lo explico? En la famosa
serie Game of Thrones , esa que ha
ganado más premios que un nerd sacando veintes en el liceo, una de las cosas
que reluce durante las seis temporadas de transmisión que llevan y los
sopotocientos libros que ha escrito George R.R. Martin, es sin duda el hecho de
que “-El frio ya viene-”. Yo entiendo que a veces el frio traume, pero de ahí,
a decirles a los niños desde que nacen, que “el frio ya viene” en Winterfell, no sé, me parece como
decirle a un niño venezolano… “-Ya vienen las bolsas CLAP-”.
O sea, una cosa que una vez, como que
parece que vino, pero llegó, y entonces desapareció, o se robaron el frío, no
sé. Una cosa así viene a mi mente. Lo que parece emocionante, dentro de lo que
es disfrutar de la serie que trata sobre
el poder, las mujeres en topless, traiciones, mujeres en topless, un enano que
es como el primo enano de uno que es muy alzado, mujeres en topless, gente muy malvada,
mujeres en topless, ser Rey en un mundo
en el que todos quieren serlo, pero sin respetar a los demás, mujeres en topless y bueno… más mujeres en
topless, es que ya están por llegar unos seres que, según los personajes de la
serie, no existen. Los bien llamados White
Walker o “caminantes blancos”.
Ellos vienen a ser personas o
animales que murieron, y sus cuerpos no fueron incinerados, por lo que una
extraña fuerza suprema mística intergaláctica (que no es la que estás pensando)
los trae de vuelta a la vida, y ahora vienen a “tomar” lo que les corresponde
por derecho propio, según la serie. Vienen a ser, lo que se conoce en el argot
de la fantasía y la ficción, unos zombies.
Si nunca has visto uno, o leído sobre
uno o escuchado sobre uno, de manera ficticia, tranquilo. Con imaginarse el
cerebro de ciertos presidentes contemporáneos venezolanos de la república, pues darás en el
blanco. Debido a lo desnutridos que lucen (claro…son cadáveres), pues dan
cierto miedo cuando aparecen.
Supongo que, en pleno siglo XXI,
todos los seres nacidos en tierras venezolanas, que ya no viven aquí, al saber
que otros venezolanos están dejando esta tierra, para llegar hacia allá donde
están ellos, pues dirán: “-¡Mira, allá vienen! ¡Los White Walker Venezolanos! ¡Es tu prima! ¡Es tu primo! ¡Es el
conserje! ¡Vienen todos!”.
Entre las ligeras diferencias entre
esos seres ficticios y los venezolanos de hueso, porque obvio que carne ya nos
hicieron perder bastante, es que, a pesar de la pepa de sol que recibimos todo
el año por ser un país caribeño… ¡Es que sí somos blancos! Pregúntale a cualquier ingeniero, profesor, doctor,
maestro, físico puro, bióloga pura, abogado, administrador de aduanas, mujeres
en topless, psicólogo, enfermera; si tener un título universitario, legalizado,
apostillado y registrado…no te deja bien limpio. Así blanco, como plateado,
tirando a blanco perla, de lo puro y limpio que quedas, ante la situación económica
en Venezuela. ¡Quedas en blanco, tus cuentas bancarias…en blanco! Como casi no
comes, los dientes no se ensucian. ¡Y como no se ensucian, pues quedan blancos!!!
Como el título universitario está recién recibido (que es lo que ata a muchos
venezolanos a estar aún en esta tierra)… ¡Pues también está blanco! Así que White Walkers con orgullo, pa’ to’ el
mundo, muchachos!
Al terminar una etapa, muchas
personas acostumbran a desearle a uno pues buenos deseos, felices años,
felicitaciones, felices cumpleaños, “por fin te graduaste” y demás “buenas
vibras”. Algo que marca una despedida de un lugar, no son las personas que te rodeen,
ni el alcohol que se tome, ni la comida que se coma, ni la ropa que se vista. Lo
que marca una despedida, por lo que he notado al estar presente en ciertos
momentos académicos de muchas personas, es la bendita canción de Diego Torres “Color Esperanza”. Yo me imagino que esta
cancioncita, debe ser como un color blanco, algo así estilo perla, una cosa que
cooooooooyeeee que peo, con la cancioncita esa. Puedo suponer, que mucha gente
no está encontrando dicha pintura en las Tiendas
del Pintor, u otro lugar donde puedan conseguir pinturas para pintar,
porque…la cosa está algo-bastante-burda de delicada en mi país.
Yo nunca he pisado un aeropuerto. Ni un
puerto. Ni un muerto. ¡Ni siquiera un desierto, para seguir con el juego
fonético! Pero ante la ola de muertes que se suscitan (palabra del día:
suscitar); en los rincones de toda Venezuela, no me preocupo si un día de estos,
llego a pisar algún cerebro presidencial, un puerto, un aeropuerto, un desierto,
o hasta un muerto, que obviamente ni habrá caminado lo suficiente ni se habrá
pintando la cara, buscando llegar al muro que tanto anhela, para reclamar lo
suyo. Trumpco de peo, el que se formará, si llegan a
construir un muro en mi continente americano, en un futuro no muy lejano. Supongo
que algunos presidentes magnates en el mundo, son como el Joffrey Baratheon, hijo de Lannister
de la era moderna. ¡A seguir caminando! ¡Ahí nos vemos! "La bolsa CLAP está llegando"
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