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La Frase de mí Tío

"La precisión...no es casualidad"
Enríque García

lunes, 16 de enero de 2017

¡Te pagué la urna!

           -Sé que no será fácil. Me costará mucho alejarme de ti. Tuve que botar todos mis ahorros. Y lo digo literalmente ¡Los boté! Ya que habían dicho que no servían para nada los billetes de cien.  Luego dijeron que sí y la vida me sonrió. Ahorré otra vez, como pude. Con sacrificio, con garra, con lucha. Le caí a rollo a los que me caían a rollo en los autobuses,  en fin.  Hasta que me dijeron que…ya no dabas más. Que tus horas estaban contadas. Por un momento, te sentí magallanero o caraquista. Estabas liquidado. Sangrando por la herida, literalmente. Pero levanté el rostro. Asumí la realidad y me armé de valor. Crucé la puerta y le dije al señor: “¡Señor, deme una urna para el billete de cien!”
-Pero, ya no estoy muerto. A según, viviré un tiempo más.
-Yo sé, devaluado. Te quedan como cinco días, pero ese no es el punto. Lo que no sabes, fue lo que me costó pagarte la urna, la carta de defunción y hasta el hoyo, allá en el cementerio. Justo al lado de los gloriosos Tigres de Aragua. El respectivo olor a formol de los Leones del Caracas y los Navegantes del Magallanes.  Me fajé, “parí” esos reales, pero ya puedes morir en paz, billete.
-Chamo, no moriré el 20 de Enero. El presidente de los tremendos ideotas, porque hay que reconocer que tiene ideas muy grandes, me dio un mes más de vida.
- ¿Cómo es la taima? ¡No, sí pues! ¡El Terminator! ¡El T-1000 de la economía! Al que le echan, fuego, azúcar, flores, muchos colores, sustancias radiactivas, una gandola de hidrógeno, balas de escopeta, bombas lacrimógenas, bombas incendiarias, etc… ¿y todavía? ‘Ta bien, pues.
-Chamo, en serio. [Cough, cough] (Tose moribundo) Loco, yo también estoy cansado. Allá arriba, en el cielo económico, el San Pedro celestial está molesto conmigo. El arcángel Gabriel me tiene tremendo chalequeo. Que si sí. Que si no. Que si el vuelto. Que si ya no valgo. Que si mi honor. Coooooooooooye. Allá arriba, ellos también tienen cosas qué hacer, para estar esperándolo a uno.
-¡Pero si ya te pagué la urna! ¿Quién me paga esa taima a mí, si no te llegas a morir?
-Tampoco hables feo, Reinaldo. Que tus “ahorros” los gastaste comprando una caja de fósforos.
-‘Mano, usted no sabe lo que me costó pagar esa caja de fósfor… ¡Digo! ¡Esa urna! La masa no está pa’ bollo (de hecho, ni pa’ pastelitos, ni pa’ empanadas, ni pa’ churros, ni pa’ tequeños, ni pa’ arepitas dulces, ni pa’ arepitas andinas) aquí en Venezuela.
-¡Ahhhhhh ‘tas viendo! No sí, pues. ¡Llora! Lo que te falta es que quieras que yo me muera, pa’ agarrarte mi herencia, mi pensión, mi jubilación, mi tarjeta de la garrapata, mi cesta-ticket ¡Mi todo!
-Ah pues, billete de cien. ¿Acaso ustedes los billetes tienen seguro de vida? ¿Liquidez? ¿Plusvalía?
-¿Ah, no lo sabes? ¿No te han dicho sobre…?
-¿Sobre qué…?-

[Piiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii…] el billete no reacciona. No muestra signos vitales ni señales de vida. Al parecer, mientras revisaba su Nokia XpressMusic, vio algo en Dólar Hoy, que sentenció su destino en el cajero.

-¡Rayos! Ahora sí tendré que usar la urna. Y mi mamá, que no encuentra cómo encender la cocina. ¡Rayos!-




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