Yo no soy malandro, ni ladrón, ni usurpador, ni
estafador, ni amigo de lo ajeno, ni embustero, ni charlero, ni ROBÓN (cómo
dicen los niños cuando están aprendiendo a hablar), ni clandestino, ni tuki,
ni boleta.
No vendo caramelos de jengibre ni trabajo en ningún mercado negro. No tengo
cicatrices en el rostro, producto de ser golpeado en alguna rencilla callejera.
Sin embargo, en los autobuses o al vestir una gorra de corte plano, la gente al
observarme, se pone alerta, como esperando algo. Tenerle miedo a cualquier sujeto que piense,
vista o actúe en alguna de estas formas,
es totalmente normal, natural y entendible, en mi Venezuela ¿’Tamos claro? Yo no vengo en son de nada, tranquilos.
Desde mi punto de vista (así a nivel de pana), me
atrevería a decir que, ser un “boleta” es una cuestión de astucia. Basándome en
cuestiones escatológicas y semánticas (creo que usé bien las ambas dos
palabras…creo…), no debe ser fácil. Dudo muuuucho de la oración que precede a ésta
que estás leyendo, en cuanto a coherencia, con lo del ambas-dos pero,
¿Pendiente de “una paja” o qué?
No debe ser fácil, ya que quitarle, lo que no es de uno,
a cuanta persona se atraviese por el camino, con frases estilo:
-¡Señoras y señores, vayan sacando objetos de valor y
teléfono’!- entendiendo que, para ellos, “teléfono” está en plural.
-¡Pégate, pégate. ¡Dame todo lo que tienes, rápido!!! ¡La
harina, las toallitas y los pañales! ¡Rápido!
-“Antes que todo, la Educación por delante” ¡Buenas
tardes…!- pasan 5 segundos y nadie dice nada -¿Ah, nadie va a responde’ las
buenas taLde’? Me van sacando teléfono y caLtera to’ el mundo! Por becerros…veeeeerciale...
Como una persona que razona, de vez en cuando pues, no
todo el tiempo, me pregunto… ¿Cuáles objetos de valor? ¿Acaso tú no ves los
anaqueles en las tiendas y los supermercados en este país? ¿Qué va a estar
cargando uno de valor? ¿Un paquete de harina de maíz precocida? ¿Unos pañales
extra-grande? ¿Una botella de champú “JeraNchoulderrr”? ¿Un paquete amarillo,
de harina de maíz precocida P.A.N? -No sé, weon. De pana. Dime tú.
Ahora bien, el hecho de usar la famosa frase “¡No
contaban con mi astucia!” del personaje mexicano El Chapulín Colorado, de Roberto Gómez Bolaños, como parte del
título de dicho artículo, es porque me dio la gana. ¿Estamos? Tranquilos. Aún
sigo en son de nada.
De acuerdo a la serie, cada vez que este personaje
heróico de la televisión mexicana, aparecía de la nada o resolvía un problema
(que no había sido resuelto antes), decía la susodicha frase: “-¡No contaban
con mi astucia!”- o la también famosa “¡Lo sospeché desde un principio!”.
Como venezolano, cuando estoy montado en un autobús de
transporte urbano y se montan sujetos en actitud burda de
sospechosa, yo me bajo. Apenas toco el suelo, en mi mente sale a relucir el…
-¡No contaban con mi astucia!
Ahora bien, cuando observas uno que otro sujeto (no tan
burda de sospechosos, pues) y no te bajas del autobús…y los roban….ni modo…
-¡Lo sospeché desde un principio!- te dices en un tono
algo derrotado.
Ser malandro, boleta, tuki, asalta quintas, asalta
bancos, asalta cunas, asalta… ¡Ya va! ¿Qué? ¿Cunas? ¡Rayos!, no debe ser fácil. Es una cuestión de
riesgos, seguro. Asumo yo. Partiendo de lo inmoral que es y sería, claro está.
Desde asaltar quintas, cuartas, terceras, segundas y hasta primeras. Asaltar
hasta blindados
y llevarse una alta cantidad de dinero que no valga un coñito. ¡Qué
bastardismo! ¿Qué cosas, no? Es de
suponer que todo gira en torno al miedo. Simple.
Debe ser como pagarle a un colector, en un bus, con un
ticket estudiantil. Sacas el carnet. Él se aproxima. Sacas el ticket. Ya les ha
cobrado a varios pasajeros. Lo observas a él. Le menta la madre al sol, al
calor, a algún billete roto o pegado con cinta plástica. Te ve. Lo ves. Agarra
el ticket. Agarra el carnet. Lee el ticket. Lee el carnet. Vuelve a leer el
ticket. No dice nada. Devuelve el carnet. ¡Jugada perfecta, señores! Sobre todo en este año 2015.
Estás tan asustado, porque el colector vaya a decir algo,
ya que tienen una pelea ETERNA con los estudiantes (tanto liceístas como
universitarios), que te dices a ti
mismo:
-¡Agarra sapo!- luego que sigue su ronda cobra-pasajes en
la unidad colectiva.
Como la base de todas estas situaciones es el miedo, yo les
daría esperanza a estos individuos (¡no a los colectores, OJO, a los boletas!),
de forjarse un futuro más honrado, dándoles
trabajo como escoltas de seguridad. Fíjense, ¿quién lo va a robar a uno, con
semejantes sujetos a su lado? Hasta montaría franquicias de boletas, en todos los
estados de Venezuela, como opción laboral ante la gran cantidad de mala
conductas y usurpadores, por muy lamentable que sea, en nuestro país.
No
me queda más nada que decirles, recordándoles la promoción, 2 boletas por el
precio de un… ¡Ah pues!!! Quería decirles que…cuenten con su astucia… cuando vean a un boleta. Gracias por su atención.
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