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La Frase de mí Tío

"La precisión...no es casualidad"
Enríque García

jueves, 30 de abril de 2015

¡Mamá VOLDEMORT!



            Cuando una madre regaña a  su retoño, antes de las siete de la mañana, por cualquier vaina, tú dices: -Chaaaaaaaamoooooooo ¡Está intensa! Porque cuando tienes algo que ella, una abuela, una tía, una novia o alguna mujer con peso jerárquico a tú alrededor, te manda a hacer y no lo haces, simplemente es: lanzamiento de bomba atómica.  

Se ha demostrado (según científicas en todas las eras, alrededor del planeta) que las féminas, son “estéreos”, o sea, capaces de realizar varias actividades a la vez, mientras que los caballeros, somos mono (no me refiero a nuestro comportamiento, coño), sino que somos capaces de realizar una actividad… por una…por una…por una…

Ahora bien, si todas las damas, señoritas y señoras… no sé… ¡Saben esa vaina! ¿Por qué nos mandan a hacer más de una vaina a la vez? ¿Eso no son ganas de joder? Es como pensar en la biblia (Briceño, 2010) ¿Quién creó al hombre y a la mujer?  ¿Y quién creó a la serpiente que corrompió a la mujer? ¡Ajá! ¿Eso no son ganas de joder? Prosigo.

Desde el mismo momento en que tú mamá, novia, abuela, hermana, hermanastra, “Señoooraaaaaaaaaaaaa…”, tía, prima, jefa, vendedora de helados, maestra, ticher, profesora, “señoooraaaaaaaaaaaaaaaaaaa…” (cual niño que llega a comprar a una bodega), te manda a hacer una actividad, sea la que sea, ella ASPIRA a que tú la cumplas. Pero cuando le manda a uno a hacer dos cosas, como colorear y no salirse del dibujo, ya el cerebro  (o celebro[1]) comienza, cual piloto de avión y bilingüe: -Danger, Danger, Danger, May day, May day, May day…

[1] Para aquellos sin estudio, “cerebro”, pero mal pronunciado.

De acuerdo a lo mencionado antes, ya uno lleva todas las de perder, pero bueh. Sucede que, como hijo de alguien o, en este caso, el que lleva todas las de perder, se tiene un margen de error. Traducimos esto a, lo que es un rango, ese espacio ficticio que existe para: meter la pata. Ponerla. Estropearla. Car-gar-la. Sin embargo, cuando no son ni las siete de la mañana, ni siquiera las seis, y tu mamá está cuestionando cuanta intención y acción pasa por tu mente y por tu andar, simplemente, ya estas perdido. No llevas chance de nada. Decisión que tomas, decisión que NO VA PAL’ BAILE[2]. Si te colocas unos zapatos rojos, saldrá ella… -¿Por qué te colocaste los zapatos rojos? Y si te colocas los zapatos azules, saldrá… -¿Y por qué te colocaste los zapatos azules? De verdad, verdad… no hay escapatoria. Ni Michael Scofield, huyendo en Prison Break.      
  
[2] Expresión que hace alusión a que algo no va suceder, o, que existen altas probabilidades de que no ocurra. 

Es como cuando te preguntan: -¿Quieres un plato con sopa? O ¿Quieres tomarte una taza con café con leche? Y tú dices –No. Pero igualito te lo sirven. Coño pero si me preguntaste y te dije que no, ¿Pa’ que me traes? ¿No son ganas de joder? Sinceramente.

En lo particular, ese nivel de intensidad que logran conseguir las madres, NO es fácil de alcanzar ni de esquivar. O sea. TE- JO- DIS- TE. Es un torbellino de ideas y pensamientos que te envuelven por el resto del día, sabiendo que eres el posible “culpable” (a medias) de las cosas, pero que ellas las van a hacer ver como que: -Cooooooooooñ…

Es lo que puedo llegar a denominar como “Mamá Voldemort[3]”, una caraja que es mala, pero que es parte de tí, que te quiere, que te quiere descuartizar  porque no ordenaste tu cuarto,  que te pega, te marca, causándote una marca así, de por vida. En este caso específico, las marcas, esas muestras de castigo que se reflejan a simple vista, en la piel, luego de alguna susodicha paliza[4]. Si Voldemort, A.K.A. “El innombrable” le dejó una “z” en la frente a Harry Potter, traumándolo y marcándolo de por vida (literalmente), imagina a tu mamá, que tiene cierto poder sobre ti (se le llama correa), lanzándote una chancleta de caucho, una botella de plástico o dándote latigazos  o correazos, con objetos hechos de cuero, por supuesto que gana méritos para convertirse en la “innombrable”.

[3] Personaje malévolo de la saga “Harry Potter”, conocido como Lord Voldemort.
[4] Paliza: una buena golpiza. Muchos golpes por parte de muchos individuos hacia otra persona.

La precisión y la magia de tu mamá para lanzarte algo o golpearte, y que desaparezca alguna marca, producto del impacto, al día siguiente, para que no sea notado por los maestros en la escuela, de pana que es digno de un curso de magia dictado en la escuela de Hogwarts. ¿No me creen? Dígales a sus madres que les den un chicote en el brazo, solo para que vean.

Voldemort alcanzó los niveles jerárquicos de una madre o, mejor dicho, una madre alcanza los niveles de innombralidad y maldad  de Voldemort cuando, como toda ente presta a traumatizar, se conecta contigo en la distancia. Aun estando sin ti. ¿Cómo así?  Bueno, en las sagas de Harry Potter, dicho personaje soñaba con apariciones de Voldemort e inclusive escuchaba su voz, dentro de su cabeza. Cuando tu mamá te amenaza con alguna advertencia, prácticamente sucede el mismo efecto que en el protagonista: escuchas voces…

-¡Deja que llegue a la casa, pa’ que veas!  ¡Deja que llegue a la casa pa’ que veas!
O el respectivo “en la casa te quito esa sonrisita”. - ¡Te voy a volar esos dientes de un solo TA’TE’QUIETO!

Que si en las películas a las que hago referencia, el personaje maligno (nombrado ya varias veces) tenía todo un séquito, es de imaginarnos que el séquito real, el de nuestras madres, esté comandado por suegras, comadres, hermanas, vecinas, vendedoras de  Avon, etc. Todas… pendientes de una paja. Para burlarse de uno, que porque hiciste algo mal, que no podía  ser así, que no sé qué,  sacando hasta refranes que no vienen al caso, luciendo hasta más ancianas, sin notarlo, por andar chismoseando.

Mama Voldemort, ¡Pailas! No la nombres mucho, que algo malo ya habrás hecho entonces, y las chismos… ¡Que DIGO! Las vecinas de la cuadra…ya lo saben. Todo por tener que hacer más de una actividad a la vez. Nos vemos. Me mandaron a hacer algo. Pero bueh.



miércoles, 29 de abril de 2015

¿Será la nueva era de Hera?


   En el pasado, por allá cuando no pensaba mucho, yo no sabía un carrizo de mitología griega, ni siquiera sabía lo que era mitología. 

Gracias a lo que he estudiado, sé que “logia” significa estudio. Por lo tanto, mitología nos presenta, simplemente el estudio de los mitos. Ahora bien, luego de asistir a una obra teatral donde observé a tres hermosas  damas interpretar a diosas griegas, me dije:

- ¿Será esta la nueva era de Hera?- o ¿así no era? ¡Ya va! ‘Perate... ¡Sí! Sí era así. Así era… -¿Jerá esta la nueva era de Hera?- Prosigo.

Al ver la interacción entre Afrodita, Atenea y Hera, era necesario atenerse al hecho de que, aparte de que no entendía un carrizo de mitología, sí entendía la trama, debido al toque humorístico que le inyectaron las muchachas. Afrodita, refrescándose afuera con cuanto Dios, mortal, inmortal, bestia, bestia bestial se encontráse en su camino o en su olimpo. Atenea, con una mirada tierna pero asesina, que hace que uno se “atenee” o atenga a las consecuencias. Me la imagino o imaginé, no lo sé, caminando y conociendo gente:

-¡Hola! Mucho gusto, soy Atenea, atente. ¡Hola! Soy Atenea, atente. Hola ¡Que soy Atenea, coño! Aténganse, mortales del demon…- y por ahí se agarraba con su escudo, pa’ comenzar cualquier peo. (Cargaba un escudo muy sexy, por cierto).

Pero tengo que admitir que observar a la hermosa Hera, la esposa de Zeus, fue muy interesante. No sé si existían los derechos humanos o la defensoría del pueblo en la mitología griega, pero ver a Hera demostrando quien era la que mandaba en la relación, sencillamente dejó a Zeus muy “feo para la foto” y “arrugado para el carnet”. (¡Ojo, no vi ningún maltrato a ninguna de las partes, pero Zeus llevaba las de perder!)   

Estas tres diosas, para nada odiosas, quizás hayan reflejado por un momento, lo que le falta a mi país. O así lo pude percibir yo, para crear esta pieza literaria, para nada antigua y vieja como la filosofía griega, pero poderosa y criolla como la filosofía del venezolano. Eso de Atenea, de Afrodita y de Hera, combinado con un poquito de harina de maíz precocida, gasolina y petróleo, sería lo que Venezuela quizás necesite, para restablecer el orden pre-establecido, cuando antes todo servía. La gobernación (cualquiera) así como Miraflores[1], serían un olimpo de perfección,  “de los pies a la cabeza”, como diría Maná (De Pies a Cabeza, 1992).

[1] Casa de Gobierno, en mi país.

Ese temple y firmeza de Atenea, para empujar cuanta Afrodita o pretensión de mala conducta se atreviese y atraviese en su camino, es lo que hace falta para acabar con la delincuencia y la mediocridad en todo el territorio nacional. ¿Qué si se vería afectada dicha diosa en todo nuestro continente por el clima tropicaliente[2] y por la constante llovedera? ¡Pa’ eso tiene el escudo, coño! ¡Para detener balas, mangos, taquitos en un salón de clases, lo que salga! ¡Sinceramente!

[2] Una vez más, gracias Wilver González por la invención de esta palabra, perfecta para la ocasión.

Afrodita, coqueta,  la veríamos en una versión “riloude[3]” (o sea, como una taza de café), cayéndose a trompadas y jaladas de cabello, revolcándose literalmente, (para no colocar “entrándose a coñazos”… ¿Aunque ya lo coloqué, no?…bueh…)  en cuanta cola, de personas llevando sol en la calle,  donde vea que venden toallitas sanitarias o productos de Avon o desodorantes Lady Speed Stick o…o…o…o cualquier otro producto que sea de meritoria importancia para nuestra mujer venezolana (¡Siete coronas de miss universo, carajo! Esas vainas han sido bien ganadas, a según.)

[3] Re-loaded, del idioma inglés. De nada.

¿Y qué decir de Hera? Porque eso de que una casa se mantiene sola o que nuestra sociedad venezolana es matriarcal, lo pone a uno a filosofar. (“¡Que arrechera esto de  pensar, vale!”)  (Sivira, 2015).

Hera, bien bonita ella, desplazándose en el escenario, con mirada de “te voy a voltear la jeta si no me escuchas”, me hizo recordar que nuestra mujer venezolana…cae bien, pues. Quizás nuestra venezolana, no avisaría de dicha volteada. Así como que ¿pa’ qué va a avisar?

 “La sociedad Matriarcal, se da en la antigua Grecia en cierta Isla, donde la Poetisa Safo describe que el gobierno en ese lugar está establecido por mujeres. La historia universal establece un periodo primitivo en donde todo giraba alrededor de la mujer, y estas tenían la autoridad, incluso se daban el lujo de tener varios hombres”[4] (s/a, 2008)

[4] Tomado de Yahoo Answers, gracias a un tal David, que lo publicó hace 8 años. Gracias David. 

Es entonces cuando…
-Que no, que tal, que si la sociedad es machista y vaina.

-Esta sociedad podrá ser muy machista y todo lo que tú quieras, pero ellas son las que mandan y ‘tamos claros.
-Noooo en eso ‘tamos claros hermano. ¿Qué habrá hecho mi ‘amá de comer hoy?

Creo que esta fusión de las tres diosas, mas todo el bojote de cosas nuestras (primera vez que leo y escribo la palabra “bojote”) sea lo que necesite esta generación. Supongo que me seguiré preguntando…en el futuro…si… ¿Será esta la nueva era de Hera? O como diría un llanero:

-¿Jerá esta la nueva era de era?
-¡Guá-sí!- ¿Cómo no?


domingo, 26 de abril de 2015

El Preso de la Historia



¿Cuánto cuesta un pedazo de tierra? ¿Cuánto costará la libertad? Mi patria, mi tierra, mi república, esta vaina, mi país ¡Como quieras llamarla! se fundó tres veces, antes de conseguir su libertad en 1821. ¡Qué viva la patria, carajo! Habrían gritado eso, los que pelearon en esa época de nuestra Venezuela (claro, “creo yo”, que habrían gritado eso…)

Precisamente, de eso quiero escribir hoy. Para no colocar “hablar”. Del precio de nuestra libertad. ¿Han visto el programa El Precio de la Historia, de History Channel?  Son unos señores gorditos que venden y revenden cosas. Las personas llegan a su local y le ofrecen los productos y sus posibles precios. Es como un bachaqueo[1], pero llevado a un nivel internacional. Venezuela, en la actualidad, con tanto zaperoco económico-social, pareciese no valer nada.

[1] Actividad mediocre muy lucrativa, practicada en la actualidad por personas de todo el país

No creo que alguien llegue a venderle Venezuela a estos gorditos, pero si sucediese, seguro esto se escucharía…

-Chamo, weon, te vendo ese pedazo de tierra. Vacílate esto…no te lo pierdas…-(mirando hacia los lados, de forma cautelosa)
¡Está en el Norte de la América del Sur! Dame ocho dólares ahí, pues…
-¡Con un demonios! ¡Sal de mi tienda! Te puedo dar una patada po’ ese culto… ¡Y me estoy ARRIESGANDO!!!
-Pero…
-¡NADA!
           
En otro orden de ideas, me atrevo a decir que se desvirtuó el famoso EL Precio de la Historia hacia El Preso de la Historia. No me refiero a Leopoldo López. Escuálido. No. Creo que el gobierno ha visto lo que mis ojos de idealista-clase completamente pobre (porque lo de media ya no existe)-lector-escritor-crítico-ladillado no han visto. Seguro vieron algún potencial o valor o riqueza espiritual ¡Qué sé yo! Y quieren rescatarlo e invertirlo en el país. Sí. Estoy seguro que es eso. Es por eso que nos han quitado los dólares, el agua, los alimentos, las oportunidades, los repuestos mecánicos, las medicinas, la energía eléctrica[2], para que no salgamos del país. ¡Qué precio tan preciso estamos pagando actualmente!  

[2] Sagrada “Luz”, que con idas y venidas, subidas y bajadas de voltaje, me ha descoñetado/desconectado la nevera. No tenía nada que refrigerar ¡Pero ese no es el punto!

Con esta realidad (yo sin nevera) ¿Cómo salimos del país? ¿Cómo podríamos salir del país? ¿Se imaginan ver una nevera de otro país? ¿Una nevera alemana? Debe ser arrechísima. ¿No? Bue’…

Eso somos hoy, los presos de la historia. Estirar el sueldo es intentar pagar el servicio de televisión. O eso, o hacer una cola de 5 horas para comprar algún producto (alimenticio o no) que va a desaparecerse en cuarenta minutos, si es que planea cocinarse. Si compras comida, capaz y no pagas el servicio de televisión por cable. No verías El Precio de la Historia ¡NO! ¡Eso no! Después ¿Con qué te entretendrías? Somos una nación que tiene mucho que ofrecer, con nada para vender más que nuestro petróleo, nuestro petróleo blanco[3], nuestra astucia y nuestros boletas-malandros-corruptos de primera-por excelencia, sin nadie que quiera comprar. Una lástima. Tan buenos que nos salen.

[3] Léase Petróleo Blanco, escrito humorístico del autor que estás leyendo en cuestión.  

 Me pregunto…y te pregunto… ¿Será este el momento preciso de la historia para hacer algo por el país? ¿Vender? ¿Bachaquear? ¿Revender? ¿Re-bachaquear? No lo sé.  Supongo que el precio de la historia algún día nos dirá cuánto costamos y cuanto podríamos haber costado, si se hubiese “sembrado el petróleo”  como dijo Arturo Uslar Pietri, en 1936.

Una lástima que escriba esto…y me estoy arriesgando…




sábado, 18 de abril de 2015

Petróleo Blanco


Sería genial si fuésemos un país sin petróleo. Seríamos un país pobre, sin razones para ser tan corruptos. Sin imperios que quisieran venir a invadirnos o a quitarnos pedazos de tierra, valorados en no sé qué cuantos miles de millones de cosas que no nos importasen.  

No tendríamos que estar pendiente de resolver los peos de los demás, más que los de aquí solamente. Pobre, pero trabajadores. Seríamos un país de ahorradores, asumiendo que la gasolina fuese costosa (ya que no la produciríamos ni haríamos el ridículo de ser conocidos mundialmente como un país “productor de petróleo”…que importa gasolina). Vainas cuánticas que mi pequeño cerebro tercer-mundista no logra comprender.

Quizás fuésemos los seres humanos más humanos del planeta, ya que al no poder costear ni despilfarrar lo que nos costase la gasolina, seguro manejaríamos más bicicletas y le pediríamos la cola a los vecinos (a los que no nos cayesen mal, obvio). Aunque quizás, como nada es perfecto en esta vida, fuésemos algo egoístas.  Como encontraríamos productos de toda índole en los supermercados (debido al malévolo sistema económico capitalista con sus empresas productivas y competitivas), no tendríamos la oportunidad de conocer ni compartir emociones con nuestros conciudadanos, bajo una tremenda “pepa de sol”, como hacemos actualmente. ¡Humanismo en su máxima expresión, carajo!  

Debido a que seríamos un país pobre, lamentablemente, con un solo sueldo nos alcanzase para hacer lo que se nos viniese en gana. Capitalismo bastardo y egoísta. Gracias a Dios, somos un país petrolero. Quizás no tomásemos tanta cerveza ni whisky (aunque en la actualidad 2015, está medio jodía la cosa, pero bue’) ya que con el sueldo y la variedad… quizás comprásemos otras bebidas espirituosas de procedencia hasta foránea.

¡Qué bueno que somos un país petrolero, pobre y marginal! Nuestro petróleo, del que disponemos y bastante, a diestra y siniestra, gracias a papa Dios, es lo que yo “demoniomaría” o denominaría como “Petróleo Blanco”, ese producto tan valioso y que no nos cuesta nada. Cada vez que sonreímos. Cada vez que reímos. Cada vez que la chica que nos gusta, la que no nos gusta, la que nos cae mal, la que le caemos mal, sonríe. Eso. Esa facilidad para sacar de todo un chiste. ¿Alto nivel de comprensión? ¿Alto nivel de abstracción? ¿Alto nivel de altos niveles? ¡No lo sé!

En nuestra historia venezolana antigua del pasado, Cubagua[1] fue la isla de las perlas por excelencia. Hoy, Venezuela simplemente es tierra de pelas por excelencia:    

-¿Y tú como estás? –Aquí chico, pelando.

[1] ¡No Cuyagua, coño! ¡CuBagua!  La Sodoma y Gomorra de América, dirían los historiadores.

Somos la taza de plata que nadie quiere robarse. ¡Pero no le paremos a eso, patria del demonio! Somos la tarjeta de crédito que no sale del banco. La cucaracha que…que…que… ¡Rayos! ¡Cucaracha capitalista-apátrida- escuálida que no me deja terminar mi pensa…mi pensa… mi pensamiento! ¡Eso! 
(Cabe destacar que vi a una cucaracha, mientras escribía este artículo… ¡EN EL AUTOBÚS!!!)

Petróleo blanco, de ese sí tenemos, en cantidades estratos…estratos… estratos sociale… ¡No, ‘pérate! Estrato terrestre que forma una cap..¡’Pérate tampoco! Estrat… Estratosféricas! ¡Esa es la palabra!

Porque somos un país petrolero, que no tiene asfalto para tapuzar huecos en todas las calles y avenidas de Venezuela, y ¡Nos reímos de eso! Nos reímos del sueldo que le damos a los maestros. Nos reímos hasta del presidente de la república (claro, él se pasa de gafito, pues). Cuando habla. Cuando no habla. Cuando habla en inglés. Cuando habla un coño, de no sé qué coño. (“Venezuela is “jap”, según él).

Yo entendería que ¡Ajap! No nos dio risa, presidente. Siga trabajando o ¡Ajap! ¡Comience! Que el petróleo se nos está acabando y no precisamente del negro. Del que sacamos de la tierra, no. Del que sacamos de nuestras risas. De nuestras sonrisas. ¿Será la hora de buscar una nueva fuente de energía renovable, a dicho petróleo? ¿Al…blanco?

Como cuando una cucaracha llega y…y… ¿Dónde estará la cucaracha que me distrajo hace ratico…?    



martes, 14 de abril de 2015

JUEGO DE CHOROS (gueinof trón)




El juego más esperado de todos ¡Y no es el juego de tronos! ¡Juego de choros! ¡El invielno se acelca, menol! ¡Tututu! Nuestra Venezuela, ha estado dividida a nivel histórico, entre ricos y pobres. Actualmente, tenemos 15 años divididos entre chavistas y escuálidos. ¿En la famosa serie Game of thrones, transmitida por el canal por suscripción HBO, existe alguna división? ¡Por supuesto! Hay un muro que separa a los salvajes, de los conciudadanos del reino.
 El muro que observamos en Juego de choros es un muro mental, donde se dividen los que tienen esperanza de que todo puede mejorar y  los otros que simplemente caminan  y salen a hacer su vida como zombies. Mi país está dividido en siete reinos, como la versión original, solo que aquí no pega frío un coño y no hay dragones sino políticos en el poder que tienen miles de años y aún siguen gobernando.  Está el pran central, quien controla el capitolio (podría decirse que “el niño guerrero”). En los valles andinos, el pran de Losande, o sea de los andes, del reino de los gochos. Boleta y jalador de miche por excelencia. No le teme al invierno que se aproxima, ni al “Winter is coming”, más rallado que visita e’ suegra.

En los llanos, Juan Hilario, del reino de las tierras infértiles, pendiente de cuanto pueda negociar con los paracos en la frontera, no cree en sayonas, silbones, dragones ni viejas mascadoras de chimó. Heredero de la alpargata de alambre.  En ‘er Zulia mardiciao, un príncipe maracucho boleta, rey del bachaqueo del norte centro-occidental y de la Chiquinquirá, con sus adyacencias y piraguas. No cree en la existencia de un gobierno central ni en paros petroleros. Bastardos todos. Desde las costas orientales, una reina que camina por toa’ esta vaina sin nombre ni cédula, siempre confundida con una peruana por su aspecto, pero de corazón noble. Lista pa’ liberar a su marido, que cayó preso en algún calabozo. Arrestado por la guardia imperial que no tiene carros ni caballos sino puros monopatines y triciclos, ante la escasez de divisas para traer alimentos y medicinas de altura para los cuadrúpedos ni repuestos automotrices para ser usados por los estúpidos.

 En esta constante guerra por alzarse, no con el trono de hierro como en la serie original, sino con el trono del cerro, muchos han caído sin siquiera haber querido sentarse en el bendito trono.  Ahí, donde no se cansan de robar. O sea. Se roban los dólares, se roban las motos, se roban lo que ya no se puede robar, se roban hasta los títulos universitarios. Tremendo cerro. Y tremendo trono. Se roban las cédulas para hacer colas como zombies y comprar una y otra vez, de forma ininterrumpida, todos los días. ¿Torres de control? ¿Puestos y alcabalas de patria segura? ¡Nada! ¡Aquí no hay “Guardia de la noche” ni guardia nocturna un carrizo!

Killer “Da Hunt” Andrés, matón de la autopista, rostro desfigurado por su chihuahua, cuando una ex-novia le lanzó mermelada de guayaba, (estando borracho…), con par de perritos callejeros, siempre listo pa’ perseguir a cuanta persona vea con monedas de oro (monedas de un bolívar “fuerte”), que le puedan ser útil para comprar boletos e ingresar a jugar maquinitas, de forma mente-polla y sangre fría.  No tiene reino ni cédula, pero tiene aliados. Muchos. Que pelan bolas y pasan roncha como él, bajo puentes. Estos carajos sí que saben del frío invierno, verano, otoño, ¡De cualquier frio chico! “¡Que Winter is coming un carrizo!” es su lema. Se reúnen en las sombras para ver como joden al sistema. Al de las maquinitas.

Lo que pega es un sol muy fuerte en este tropicaliente[1], donde los helados chupi son la moneda de pago de cuanto Lannyster, o Andelsons, en este caso actual-medieval-marginal,  se encuentran tratando de negociar, en cuanta agencia de parley avistan en su comarca. Son los “papas de los helados” en cuanto a transferencia en efectivo o bancaria se refiere. Eso de “un Andelson siempre paga lo que ‘ta debiendo, señora”, los tiene bien rayados, por mediocres y mala pagas, tanto en todo el reino de Suramérica, así como en Amazon y en Mercado Libre.  A falta de una caballota, una fémina catira (o que tira) de un metro ochenta, más sanguinaria y adultera e incestuosa que el demonio, a.k.a Cersei, observamos a Serxy, la perrita del barrio, peliteñida desde los trece años. “Princesita de Diox”, en Facebook, según su cuenta personal, capaz de llevar sol por 6 horas en una cola esperando autobús, para llegarse hasta Choroní, en busca de lo que aprendió a buscar desde los trece años. 
[1] Término acuñado a mi buen amigo, Wilver González.(2015)

Los Dothraki, o los de traki, son una banda de tukkis (en su mayoría, algo bastante anormal, -puras féminas-) que se lanzan a cuanta oferta de 7 x 1 encuentran en algún puesto, tarantín, local, transnacional, PDVal, ¡Lo que salga!, donde haya que tirar coñazos, por una oferta cuantiosa. Coñaza, patá’ y “cunfú” son su estandarte. De “mardito becerro” pa arriba, su lexicología tiene una poder de mil caballos de fuerza, con una aceleración mental de 0 a 0.7 segundos, para decirte lo que piensan, sin que “les quede nada por dentro”. Son ellas, perro. Comandadas por una tal Khaleesi, una tal Yeissi, una tal Deisy, no sé quién coño es, pero le ronca al mambo. Tres rottweiler que le regalaron de carajita (a falta de ponys o dragones, como en la serie original), los cuales, a punta de arroz Primor y papas fritas de Mc Donald, desmiembran cuanto becerro quede pagando “la panza” en su camino. Ya llevan como trece becerritos, porque también están escaseando (desde hace tiempo…) en este reino.

 Desde el sur hasta el norte, vociferando su socialismo de mierda, llega unos bastardos, casi las ¾ parte de los que llegan, mandados por su reino tirano (sin meter a Tyrion Lannister en este peo), llega los grandísimos hijo de la gran PU…PUNIENTE Isla de Yerro, donde la mano dura de sus monarcas, han tenido  en vilo a sus habitantes, lanzándose a las frías aguas del océano, que no recuerdo cual (o cuales son…), para llegar a Miami  en busca de un mejor reino, donde NO los manden de vuelta. No a esa isla de Yerro. No otra vez.

 Bajando por la Autopista Regional del Centro, en sus motos Bera, más de 4020 motorizados, haciendo caballitos, con sus banners y estandartes de Motor Xtreme, ¡De bolas que hacen que más de uno se cague!, cuando se paran en La Encrucijada, sin saber pa’ donde coño seguir. “Hijos de la luz” según una vieja pelirroja, que toma puro sangría desde que se levanta hasta que  monta su chinchorro, al prepararse para ir a  dormir. Se comen cuanto semáforo vean en rojo, quizás por eso de “comerse la luz”, de sentirse todos “protegidos” ante cualquier embate de los caminos del reino (llámense huecos, “güecos”, guayas de alambre anti-motorizados imperialistas, fiscales de tránsito, etc.)

Que si “Valar Morghulis y Valar Dohaeris” desaparecen de la ficción más real, para aparecer en nuestro Juego de choros, cada vez que escasea el jabón (bien sea en polvo o de pasta), para decir, en cada valle, cada pueblo, cada norte y cada sur de nuestro reino: “lava lo tuyo” y “lava to’ eso”. Un peo que no se puede explicar…con una sola moneda.

De parte de los Stal, tenemos a una niña medio machorra, bien bonita ella, Daria Paz (o Aria Stark, no recuerdo bien, a esta hora…) que sufrió de tiroteos en el barrio La Candelaria, donde perdió a todos sus hermanos, abatidos en enfrentamientos con la guardia imperial, por estar ganándose la vida como pica-patines y pica-triciclos. De madre venezolana y padre colombiano, sabe mucho de cómo preparar comida sabrosa, así como de pre-venta y distribución de cocaína, para ser revendida en restaurantes a precios solidarios.  También revende la comida sabrosa a sus restaurantes de confianza.

El reino se mueve entre fuerzas de delincuentes, mediocres, huérfanos, familias despedazadas, por habitantes que viven afuera pero que están pendientes, más que un cuervo con un mensaje amarrado a una pata, de lo que sucede aquí.

Órdenes desde las cárceles en el norte del país. Así como  en el sur del país. En todo este reino, sin poder hacer un coño. Los herederos de toda Venezuelalia ya no saben que hacer. Solo queda esperar que algún reino se monte en el trono del cerro, para seguir viviendo los embates de un resentimiento social, que puede que sepa lo que quiere, pero con mojones bípedos  que no los hacen ver lo correcto. Tututututu

                                                     ¡Juego de choros! ¡El invielno se acelca, menol!