¿Alguna
vez has visto una garrapata? ¿Y alemana? ¿No? Yo tampoco. Pero tengo la
esperanza de verla algún día. Esteeeeee… ¿Y un perro de raza pastor alemán?
¿Sí? Pues bien, no creas que porque un animal, cosa o persona, tenga una cierta
denominación, tiene habilidades acorde a dicha denominación. Por ejemplo, un
pastor alemán, no significa que fue traído de allá o que habla alemán, como
nosotros los humanos (el que hable esa vaina, pues). Ni tampoco hay que ponerse
a decir o creer que, si hizo su necesidad fisiológica a.k.a.
“número dos”,
hizo una necesidad fisiológica “alemana”.
En vista de esto, no debemos
considerar sus ladridos caninos como ladridos “alemanes” o, si llegamos a ver
alguna garrapata, decir que tiene una “garrapata alemana”. No.
La cuestión es que, al usar
adjetivos, dentro de su razón de ser como ente ontológico, (¡Chanfle! ¡Qué
palabra!), le das una cualidad al objeto o sujeto, del que se refiere en una
oración. Esto que escribí, suena tan complejo, que ni se por qué lo coloqué. Yo
“creo” que está bien, por eso seguiré escribiendo. Dentro del mundo de la
Morfología, ese es el uso de un adjetivo; describir, indicarnos una habilidad o
cualidad, de quien se habla. Y yo pregunto ahora, ¿Qué pasó con los alemanes?
¿Qué hicieron ellos, para asombrarnos cada vez que los escuchamos en una frase?
Busqué un libro de historia universal, leí sobre la primera guerra mundial, la
segunda guerra mundial, el mundial de fútbol Brasil 2014 y los helados Häagen dazs y me dije: -Ok… está bien...
Los panas le ponen.
Es la misma situación con el supuesto “innombrable” en la
saga de Harry Potter, el disque sin-nariz de Lord Voldemort. O sea, que
adjetivo. Lo llaman durante toda la película por el dicho seudónimo, solo
porque “trató” de matar a Harry. ¿Y si eso no fue lo que pasó? ¿Y si la cosa
nos la pintaron de otra forma? ¿Ahora uno no puede sostener a un bebé y dejarlo
caer “accidentalmente”, que se haga una RAJITA en la frente, porque ya uno es
innombrable? O sea. Hay que respetar.
En otro orden de ideas, yo considero que hay que darle su
justo valor a las cosas. ¿Cómo se sentirían todos los animales del mundo, con
sus parásitos incluidos (garrapatas, piojos, solitarias, etc.), si hablasen y
entendiesen, y les dijesen que no tienen comparación con sus similares
germánicos?
O sea: las termitas de cualquier país Vs Unas termitas
alemanas.
Un rock-güailer Vs Un rottweiler
alemán
Una tortuga marina Vs Una tortuga
marina alemana.
Una ballena “asesina” Vs Una ballena “asesina” y alemana.
Todos somos importantes por igual. Los animales TAMBIÉN
son importantes por igual. Hasta los que llegan a ser presidentes de un país,
son importantes por igual. Ahora, que a veces se comporten como garrapatas o sanguijuelas,
succionando las riquezas de una nación a costa de un pueblo, humilde y
trabajador, que no tiene como defenderse de semejante ataque parasitario, es
otra voz.
Por ejemplo, si Venezuela
fuese un país, y estuviese lleno de parásitos o políticos, no sé, así como
garrapatas, pero alemanas, lo menos que deberíamos hacer sería traerles un
champú gigante anti- garrapatas. Probablemente de marca alemana. Con ese champú
bastaría. O una ballena asesina, ¡PERO ALEMANA!, que los espere en la costa
cuando se dirijan a la playa.
Supongo que si existe un sujeto llamado El encantador de perros, debe haber uno,
pero alemán. Y como debe ser arrecho, seguro no trabaja solo con perros, sino
con animales de todo tipo. Si pudiese, le enviase a nuestro Turpial, como ave emblemática
de nuestra tierra, junto al caballo blanco de nuestro escudo nacional. ¿Para
qué? ¡Pues para que los ponga a valer! Dan
tanta lastima. Nadie sabe nada de ellos. De repente, le cambiaron hasta el
cuello a nuestro caballo y todo empezó a perder sentido en el país. Quizás dicho
entrenador alemán (si es que existe), pueda voltearle el cuello hacia atrás,
para que ese caballo vea no solo el excremento (así como la cantidad) que ha
dejado regado en el suelo, sino que vea como está el país, uno que él, junto a Simón
Bolívar, cruzaron juntos mientras nos liberaron de los españoles durante la época
de la independencia. (Y menos mal que fueron españoles y no alemanes, si no
pues ¿cómo hubiésemos ganado?)
Por su parte, las garrapatas que hay en nuestra Venezuela,
no son alemanas, así que aún tenemos esperanza de erradicarlas. Poco a poco. Con
calma. ¿Que se esconden? Pues las encontramos. ¿Qué dan asco? ¡Pues una pinza o
colóquese unos guantes! ¿Qué si te muerde? ¡Pues vacuna contigo! (aunque no hay
que preocuparse mucho, con NO ser corrupto, basta y sobra). ¿Qué si no sé dónde
colocarlas? ¡Pues en un potecito con kerosene/querosén/kerosén o gasolina! Total,
este es un país “petrolero”.
Pregúntate… ¿cuándo fue la última vez que viste una
garrapata? ¿Era alemana?
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