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La Frase de mí Tío

"La precisión...no es casualidad"
Enríque García

domingo, 12 de abril de 2015

¿Tinaqueeeee…?




              El acto del habla es muy complejo, eso creo que está de más escribirlo, pero… escuchar… ¡ESO!…sí que es una versión 2.0 de la palabra complejidad. Cuando escuchamos algo pero queremos hacer caso omiso de alguna información, simplemente decimos:
-¿Ah? ¿Qué? ¿Qué dijiste?

            Pero cuando conocemos a una persona, al momento de decir nuestros nombres, siempre ocurre que los dos individuos (prestos a conocerse) dicen sus nombres sin siquiera escuchar a la otra persona, pasando un buen rato hablando sin saber cómo se llaman realmente. Esta “complejidad” sucede también, cuando escuchamos palabras con una pronunciación algo bastarda (o sea, bien rara…), estilo:

-¿Y de dónde eres tú?
-Tinaquillo.
-¿Tinaqueeeeee…?
- Tinaquillo.
-Mmm…ya.


Ahora bien, hacer caso omiso de lo que escuchamos, tiene sus consecuencias. Y es ahí donde escuchar información de cualquier índole, se vuelve un  tanto delicado. Cuando tu mamá te espera a tempranas horas de la madrugada, para darte tu buen sermón acerca de los peligros, no de la calle como tal, sino de desobedecer su palabra…chamo…no hay que hacerse el sordo “oió[1]”…
[1] Oyó.

-¿Quién te dio permiso para salir a la calle?
-¿Ah?
¿Que quién te dio permiso para salir a la calle?
-¿Ah?
-Aaaaaaaah bueno, bien bello, pues. ¡Aparte de que te escapas, llegas borracho!
-¿Ajá y cuál es el peo?
-¿Cómo dijiste, carajito?- (pelando esos ojos como par de huevos fritos)
-¿Ah?

            Por su parte, en la vida existen personas con una facultad extraordinaria para escuchar cosas, ideas, rumores, peleas, propuestas de aumento salarial, despidos, idas de terceros a  el doctor, llegadas de operativos de Mercal, etc. Son los comúnmente llamados “chismosos[2]”. Me atrevería a decir que fueron el Twitter del pasado. Dejando frases muy puntuales pero poderosas en todas las urbanizaciones, calles, cuadras o barrios, dignas de un doctor en plena operación a corazón abierto, o sea, ¡NO FALLAN!
[2] “Entrepitos”, dirían aRgunos incuRtos. 

-¿Viste que mañana no va a haber agua? ¿Viste que botaron al señor Rolando de la empresa? ¿Viste que fulanita salió embarazada? ¿Viste que llegó gente de Tinaquillo?
-¿De Tina-queee…?
- ¡De Tinaquillo vecino! Y al parecer tienen rrrriallll…
-Primero… ¡Se dice real! Y segundo… NA GUARA’, TÚ LE PONES ¿OISTE? Deja de estar pendiente de los demás, verciale.
-Aaaaaaahhhhhhh pues.
                                                                                                                      
             Volviendo al tema de las madres, ¿y qué sucede cuando ellas se auto-visten de ese poder para “no escuchar” tus peticiones?, ya que, luego de haber cometido una mala acción (por no prestarle atención a ella en el pasado), ahora toca jalarles cuanto se necesite, para que otorguen un permiso o algo, porque simplemente… no escuchan…

-Mamá, ¿me das permiso para ir a la fiesta?
-¿Ah?
- ¿Me das permiso para ir a la fiesta?
-¿Ah?
-¿Qué si me das permiso para ir a la fiesta?
-¿Ah?
-¡Fiesta pue’! Ahora esta vieja loca no escucha…
-¿Cómo me llamaste?
-¿Ah?

Hablar y escuchar. Dos actividades humanas de alto nivel, que pocos fenómenos logran desarrollar de forma óptima. Unos para bien y otros para, bueno, esteeeee…bueh’…que peo vale. Pórtense bien, y así no tendrán que andar jalando en el futuro.

-¿Que qué?
-Que se porten bien, para así no  andar jalando en el futuro.
-¿Que qué?
-¡Que se porten bien, para así no  andar jalando en el futuro!
            -¿Que qué?
            -¡Nada, vale! ¡Tinaquillo contigo chic@!   





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